Clasificación 2024
103/ 180
Puntuación: 53,05
Indicador político
127
36.23
Indicador económico
114
39.93
Indicador legislativo
72
67.31
Indicador social
93
60.45
Indicador de seguridad
110
61.35
Clasificación 2023
77/ 180
Puntuación: 61,69
Indicador político
121
48.40
Indicador económico
87
47.17
Indicador legislativo
47
76.00
Indicador social
63
75.00
Indicador de seguridad
100
61.90

Las injerencias de las autoridades entorpecen los esfuerzos que se han emprendido para mejorar la libertad de prensa. El contexto sigue siendo hostil para los medios independientes y cercanos a la oposición, con un número creciente de agresiones verbales y físicas contra los periodistas, e intentos de aprobar leyes destinadas a marginar a estos medios y a reducir el espacio de la libertad de expresión. 

Panorama mediático

Además de por su pluralidad, el panorama mediático se caracteriza por una fuerte polarización política. La manipulación, los discursos de odio y la desinformación son prácticas habituales en los medios, especialmente en la televisión, la principal fuente de información.  Los empresarios mediáticos intervienen a menudo en los contenidos, como le ha sucedido a la cadena opositora Rustavi 2, que ha dado un vuelco a su línea editorial, tras su retrocesión a un antiguo propietario. Las radios regionales y las comunitarias luchan contra las dificultades de financiación y la audiencia de la prensa escrita decae, mientras que la de la información en línea crece.

Contexto político

El país atraviesa una nueva y grave crisis política, desde las controvertidas elecciones legislativas de octubre de 2020. Este entorno es propicio a una carrera constante por el control de las cadenas de televisión. A pesar de que la ley georgiana prohíbe a los partidos políticos poseer medios de comunicación, las grandes cadenas defienden, en general, los intereses de sus propietarios, casi siempre cercanos a los responsables políticos. Lo mismo sucede con los medios públicos, sometidos a la injerencia de las autoridades. Éstas se niegan a menudo a responder a las críticas de los medios y en ocasiones recurren a la censura, los registros, las campañas de desprestigio y la intimidación.

Marco legal

El gobierno sigue sin cumplir la recomendación de la Unión Europea sobre la libertad de prensa, necesaria para la apertura de las negociaciones de adhesión. Contrariamente a las reformas anteriores que reforzaban el pluralismo y la transparencia de los medios, ha dejado patente su voluntad de controlar las radios y televisiones independientes, mediante una reforma de la ley sobre las comunicaciones electrónicas, además de un proyecto de ley sobre "agentes extranjeros" copiado de la ley rusa y finalmente abandonado por la presión internacional y de las calles. Los tribunales intentan, de vez en cuando, atacar a la confidencialidad de las fuentes, garantizada por la ley sobre la libertad de expresión.

Contexto económico

El mercado publicitario está poco desarrollado y sigue contrayéndose para los medios de comunicación impresos y en línea, financiados en gran parte por donantes, generalmente occidentales. Agravadas por un cambio en la legislación sobre la publicidad, las preocupantes dificultades económicas de los medios privados generan una distorsión de la competencia con los medios públicos, ampliamente subvencionados.

Contexto sociocultural

La sociedad georgiana está marcada por fuertes tensiones sociales en ciertos ámbitos, como la religión, los derechos LGTB o la influencia de Rusia, que impactan en el trabajo de los periodistas. Figuras sociales relevantes, como los miembros del clero ortodoxo, son objeto de escuchas por parte de los servicios de seguridad, que vulneran así el secreto de las fuentes de los periodistas.

Seguridad

Las agresiones verbales y físicas a los periodistas son frecuentes, incluidas las que provienen de altos representantes del Estado, especialmente en contextos electorales. El linchamiento de medio centenar de periodistas durante las manifestaciones en contra de la homofobia, en julio de 2021, ante la pasividad de las fuerzas de seguridad, ha supuesto un retroceso sin precedentes. La ausencia de transparencia y de avances en las investigaciones, evidencian la impunidad de la que gozan los crímenes contra periodistas que se comenten en el país.