Reporteros sin Fronteras está muy preocupada porque, desde comienzos del año 2006, vuelve a producirse una represión que afecta severamente a la prensa independiente y que se traduce en repetidos actos intimidatorios, y a veces en la retención forzosa de determinados periodistas, como Jorge Olivera Castillo (foto). La actitud de las autoridades, además de injusta, resulta incoherente.
Reporteros sin Fronteras está muy preocupada por el manifiesto retorno a un clima de represión y acoso de los periodistas independientes. Desde la “primavera negra” de 2003, los periodistas que todavía ejercen se ven sometidos a una presión constante de las autoridades cubanas. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) ha denunciado este nueva oleada de represión política que, desde el comienzo del año 2006, adopta la forma de acciones violentas e intimidantes con la prensa independiente.
“Esta serie de maniobras vejatorias para con los periodistas disidentes podría muy bien inaugurar una nueva “primavera negra”. Sin embargo, no hay represión, sea cual sea su envergadura, que pueda impedir totalmente la existencia de prensa independiente en Cuba. ¿Por qué las autoridades se obstinan en no admitir esa realidad? Además, ¿por qué niegan la posibilidad de emigrar a periodistas, como Jorge Olivera, a los que sin duda querrían ver marcharse? Esa actitud, además de injusta, resulta incoherente”, ha declarado Reporteros sin Fronteras.
Encarcelado desde la oleada represiva de marzo de 2003 y liberado, por razones de salud, el 6 de diciembre de 2004, el periodista independiente Jorge Olivera Castillo fue citado a comparecer ante un tribunal municipal popular de La Habana, el 21 de febrero de 2006. Los jueces notificaron al periodista la prohibición de salir de la ciudad. Jorge Olivera Castillo, su mujer y sus dos hijos poseen, desde octubre de 2002, un visado legal para Estados Unidos, pero las autoridades vienen negándose arbitrariamente a concederles el permiso de salida. Por otra parte, Jorge Olivera Castillo se encuentra ahora obligado a trabajar, en un centro de trabajo que deberá elegir el tribunal. Finalmente, deberá presentarse ante la organización estatal que vigila y define la conducta ideológica, en vigor en la isla. Si el periodista no cumple con las condiciones que le ha impuesto el tribunal municipal popular será automáticamente devuelto a la cárcel. Sin embargo, está decidido a continuar con sus actividades periodísticas, como manifestó a Reporteros sin Fronteras al salir de la comparecencia.
Por otra parte, el periodista Roberto Santana Rodríguez fue citado, 13 de febrero, en la oficina de la policía de Marianao (La Habana). Tras tener que esperar dos horas, le recibió un oficial llamado Moisés, quién le enseño un dossier que contenía diferentes artículos escritos por el periodista, y que podría ser utilizado por las autoridades contra él, lo que significa que podrían condenarle a la cárcel.
El 17 de febrero, y siempre en La Habana, Oscar Sánchez Madán fue amenazado por Armando Rivero, presidente de un Comité de Defensa de la Revolución (CDR), por haber mencionado su nombre en un programa de Radio Martí, con sede en Miami. El periodista ya había sufrido la violencia de unos paramilitares, los días 21 y 23 de enero.
El 19 de febrero, Gilberto Manuel González Delgado, director de la agencia de prensa Notilibre de La Habana, sufrió un registro de su domicilio, dirigido por un oficial de la Seguridad del Estado y dos miembros de los CDR. Le confiscaron una máquina de escribir y algunos textos. El periodista fue amenazado con tener que ir a juicio, en aplicación de la ley 88 de “protección de la independencia y la economía de Cuba”, si continuaba ejerciendo sus actividades. En ese caso, podrían condenarle a veinte años de cárcel.
Finalmente, el 20 de febrero de 2006, las autoridades cubanas prohibieron la venta de periódicos extranjeros como Hola!, Mecánica popular, Muy interesante y El País, por considerarlos “ideológicamente peligrosos”.