“Declaración internacional sobre la Información y la Democracia” : principios fundamentales para el espacio mundial de la comunicación y la información

La Comisión para la Información y la Democracia, presidida por Christophe Deloire y Shirin Ebadi, da a conocer este 5 de noviembre de 2018 la “Declaración internacional sobre la Información y la Democracia”, que establece garantías democráticas en el espacio mundial de la comunicación y la información.

Cuando se cumplen 70 años desde la adopción en París la Declaración Universal de Derechos Humanos, nace la “Declaración internacional sobre la Información y la Democracia”, que establece los principios fundamentales del espacio mundial de la comunicación y la información, un “bien común de la Humanidad”, como se ha señalado anteriormente. La organización de este espacio “es responsabilidad de todos y debe efectuarse a través de las instituciones democráticas”. Esta Declaración consta de seis páginas y se ha dado a conocer este lunes 5 de noviembre de 2018. En ella se precisan las garantías democráticas de la libertad, la independencia, el pluralismo y la confiabilidad de la información, en un contexto de mundialización, digitalización y grandes transformaciones en el espacio público.

 

La Comisión para la Información y la Democracia -que está presidida por Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros sin Fronteras (RSF), y Shirin Ebadi, reconocida con el Premio Nobel de la Paz-, ha aprobado por unanimidad esta Declaración solemne. La Comisión, que se reunió por primera vez los días 11 y 12 de septiembre de 2018 en París, ha trabajado durante cerca de dos meses valiéndose de los medios tecnológicos para comunicarse. El texto que describe la misión de la Comisión, redactado por los presidentes, contempla que la Declaración constituya “una referencia que permita movilizar a todos aquellos que se han comprometido en la preservación de un espacio público libre y pluralista, condición necesaria de la democracia”.

 

La Comisión está conformada por 25 personalidades de 18 nacionalidades, entre las que se cuentan Amartya Sen, Joseph Stiglitz y Mario Vargas Llosa, ganadores del Premio Nobel, y Hauwa Ibrahim, galardonada con el Premio Sájarov. También la integran especialistas en nuevas tecnologías, exdirigentes de organizaciones internacionales, abogados y periodistas (por orden alfabético): Emily Bell, Yochaï Benkler, Teng Biao, Nighat Dad, Can Dündar, Primavera de Filippi, Mireille Delmas-Marty, Abdou Diouf, Francis Fukuyama, Ulkir Haagerup, Ann Marie Lipinski, Adam Michnik, Eli Pariser, Antoine Petit, Navi Pillay, Maria Ressa, Marina Walker, Aidan White y Mihaïl Zygar.

 

            ¿Qué aporta esta Declaración al conjunto de normas de derecho y deontológicas en vigor? Reconoce que el espacio mundial de la comunicación y la información es un bien común de la Humanidad y constituye una base de legitimidad para establecer garantías democráticas. El reconocimiento del “derecho a la información”, entendido como el derecho a una información confiable, implica que los seres humanos cuenten con un derecho fundamental que les permita reivindicar la recepción de información recabada, tratada y difundida libremente, con el ideal de la búsqueda de la verdad y la pluralidad de opiniones, así como con el uso de un método racional de investigación de los hechos. Esta ampliación constituye una evolución histórica de la legislación.

 

Dado que algunas entidades que generan medios tecnológicos, arquitecturas de elección y normas en el espacio de la comunicación y la información utilizan la noción de “libertad de expresión” para justificar su irresponsabilidad, la Declaración recuerda que la libertad de expresión es un derecho de los individuos, con excepciones limitadas. Las entidades que vertebran este espacio tienen que respetar los principios fundamentales. En el ejercicio de sus actividades tienen la obligación, por ejemplo, de respetar la neutralidad política, ideológica y religiosa. Es su deber garantizar el pluralismo (en particular la serendipia) y establecer mecanismos que favorezcan la producción de una información confiable. Estas entidades vertebradoras tienen el deber de ser previsibles para aquellos en quienes influyen, resistentes a la manipulación y transparentes cuando las somete a escrutinio.

 

            Con esta Declaración también se busca reconocer la función social del periodismo y, con ello, el esfuerzo que se requiere para garantizar su viabilidad económica. El periodismo debe servir como “un tercero de confianza” para las sociedades. Los periodistas deben dar cuenta de la realidad de la manera más amplia, profunda y pertinente posible, esforzándose por describir tanto los acontecimientos como las situaciones complejas y los cambios, buscando preservar un equilibrio entre los aspectos positivos y negativos de las actividades humanas y diferenciando lo importante de lo trivial. La libertad y la seguridad de los periodistas, la independencia de la información y la deontología son condiciones esenciales para el ejercicio del periodismo, independientemente del estatus de quienes lo ejercen.

 

¿Cómo poner en práctica los principios de la Declaración? La Comisión solicita que se cree un grupo internacional de expertos que, por su labor y financiamiento, sea independiente frente a las empresas privadas y los gobiernos; pues este grupo deberá investigar las prácticas y la incidencia de estos en los medios, las arquitecturas y las normas de la comunicación. “El control democrático requiere de la participación permanente de expertos, que deben garantizar que se represente la diversidad de la Humanidad, la evaluación rigurosa de las prácticas y la vigilancia de las condiciones de producción de conocimiento en el espacio de la información y la comunicación”, reza la Declaración.

 

Los miembros de la Comisión para la Información y la Democracia han hecho un llamamiento, publicado en la prensa internacional desde el 5 de noviembre: “Solicitamos a los dirigentes políticos de buena voluntad de todos los continentes que se movilicen en favor de modelos democráticos y de un debate público abierto en el que los ciudadanos puedan tomar decisiones basadas en hechos. El espacio global de la comunicación y la información, que es un bien común de la Humanidad, debe ser protegido como tal para favorecer el ejercicio de la libertad de expresión y de opinión, respetando los principios de pluralismo, libertad, dignidad y tolerancia, así como el ideal de la razón y el conocimiento. Pedimos que se exprese un compromiso firme a partir del 11 de noviembre, cuando el Foro de París sobre la Paz reúna en esta ciudad a decenas de dirigentes políticos”.

 


Sobre Reporteros sin Fronteras

Reporteros sin Fronteras (RSF) es una organización no gubernamental, independiente y sin fines de lucro. En Francia está reconocida como una organización de interés público. Cuenta con un estatus consultivo ante la ONU, la Unesco, el Consejo de Europa, la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) y la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. Tiene su sede en París y posee oficinas, secciones o representantes en 17 ciudades (Berlín, Bruselas, Ginebra, Helsinki, Estambul, Karachi, Kiev, Londres, Madrid, México, Río de Janeiro, San Francisco, Estocolmo, Taipéi, Túnez, Viena, Washington), así como corresponsales en 130 países; también cuenta con la colaboración de una quincena de organizaciones locales asociadas.

 

 

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Updated on 12.11.2019