"Los JJOO continúan, los malos tratos también“ : Reporteros sin fronteras denuncia las condiciones de detencíon de los presos de opinión
Organización:
Reporteros sin Fronteras denuncia las condiciones en que se encuentran detenidos algunos presos de opinón chinos, que no tienen acceso a la asistencia médica que necesitan con urgencia. Entre otras cosas, la organización ha recibido información preocupante sobre el estado de salud de Huang Qi, Hu Jia y Sun Lin. Por eso pide a la comunidad internacional, y especialmente a los jefes de gobierno que van a asistir a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos, que se movilicen para que dichos presos puedan recibir la asistencia necesaria.
“Las condiciones de detención de periodistas y ciberdisidentes son inaceptables, y les ponen en peligro. Recordamos al Comité Olímpico Internacional que la Carta Olímpica establece que hay que poner el deporte “al servicio del desarrollo armonioso del hombre, con vistas a animar el establecimiento de una sociedad pacífica, preocupada por preservar la dignidad humana”. Una vez más, el COI da muestras de dejadez y no hace nada para que se respeten en China los valores del olimpismo. Condenamos el comportamiento de las autoridades locales, que se niegan a que los presos tengan acceso a los tratamientos que necesitan, y pedimos su libertad inmediata”, ha declarado la organización.
El ciberdisidente Huang Qi, detenido en Chengdu (capital de Sichuan) desde el 10 de junio de 2008, tiene graves dolores estomacales y de cabeza, como consecuencia de los malos tratos recibidos durante su encarcelamiento por “subversion”, entre 2000 y 2005. Está acusado de “posesión illegal de secretos de Estado” y todavía no ha podido ver a su abogado. Han rechazado todas sus solicitudes de excarcelación por razones humanitarias.
El ciberdisidente Hu Jia, internado en Tianjin ( a 200 km. al este de Pekín) desde el 8 de mayo de 2008, padece una enfermedad hepatica relacionada con una infección del virus de la hepatitis B. Tiene que seguir un tratamiento diario, del que carece. Está en peligro de muerte. Detenido el 27 de diciembre de 2007 por “incitación a la subversion del poder del Estado”, el 3 de abril de 2008 fue condenado a tres años y medio de cárcel por publicar en Internet informaciones relativas a asuntos de Estado. De su mujer, Zeng Jinyan, así como de su hijita de 8 meses, no se sabe nada desde el comienzo de los Juegos Olímpicos.
El periodista Sun Lin, más conocido por el pseudonimo de Jie Mu, se encuentra detenido en Nanjing (este del país). Desde que le pegaron en la cárcel ha perdido una cantidad considerable de vista y padece fuertes dolores de cabeza. Su familia ha pedido que le pueda ver un medico, pero se lo han negado. Detenido el 30 de mayo de 2007, era un colaborador regular del sitio informativo de Internet Boxun, y fundador del periódico, ahora prohibido, Da Du Shi. El 27 de junio de 2008 fue condenado a cuatro años de cárcel por “posesión illegal de armas”. Su mujer, He Fang, también colaboradora de Boxun, fue condenado a una pena de cárcel con el cumplimiento en suspenso. Se encuentra en libertad.
“Huang Qi, Hu Jia y Sun Lin no son los únicos que sufren esas condiciones de detención. Actualmente, en China están encarcelados cincuenta ciberdisidentes y veintinueve periodistas, por el trabajo que hacían. Pedimos a la comunidad internacional que se movilice para conseguir su libertad”, ha añadido la organización.
El abogado y ciberdisidente Yang Maodong, más conocido por el nombre de Guo Feixiong, se niega con frecuencia a comer en protesta por sus condiciones de detención. Según su mujer, Zhang Qing, le han maltratado psíquicamente y le han sometido a tortura eléctrica. Detenido desde el 13 de diciembre de 2007 en Meizhou (provincia de Guangdong), en noviembre de 2007 le condenaron a cinco años de cárcel por “alteración del orden público”.
A Hada, director de la publicación The Voice os the Southern Mongolia, le maltratan con frecuencia en la prisión de Chifeng (Mongolia interior), donde cumple una condena de quince años. Detenido desde 1995, lleva cerca de un año sin ver la luz del día. No tiene derecho a hablar ni a leer, y no se fía de las medicinas que le dan los guardias de la cárcel.
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20.01.2016