El 22 de junio, Reporteros sin Fronteras concedió su Premio Ciberlibertad 2004 a Huang Qi, encarcelado desde hace cuatro años por criticar al gobierno chino en su sitio de Internet. El premio está organizado con el apoyo de la Fundación de Francia. En esta ocasión, la organización presentó también su informe "Internet bajo vigilancia" 2004, publicado con la colaboración del Ministerio de Asuntos Exteriores y la Caisse de dépôts et consignations.
Informe 2004
Informe 2004
Reporteros sin Fronteras ha presentado su informe anual "Internet bajo vigilancia", que detalla la situación de la libertad de expresión en el Net, en cerca de sesenta países. Una primera constatación: los derechos de los internautas, los editores de sitios y los periodistas digitales, han retrocedido fuertemente desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. En efecto, la lucha contra el terrorismo ha tenido como consecuencia un refuerzo del control de la Red, tanto en las democracias como en los regímenes autoritarios.
Hay cuatro países que encarcelan a sus ciudadanos, cuando abordan en la Web algunos temas "subversivos": China (63 ciberdisidentes entre rejas), Vietnam (7), Islas Maldivas (3) y Siria (2). La censura de las publicaciones en línea no ha cesado de extenderse, porque las dictaduras desarrollan tecnologías cada vez más sofisticadas para filtrar la Red. También en este aspecto, China y Vietnam se han convertido en auténticos maestros en la materia. Pero también los regímenes saudí, iraní, tunecino y turkmeno bloquean el acceso a un abanico extremadamente amplio de sitios, que van desde la pornografía a las revistas independientes, pasando por las páginas que se refieren a las religiones prohibidas y a los derechos humanos. Algunos países adoptan una postura aun más radical. Los regímenes cubano, birmano y norcoreano, en lugar de invertir en costosos servicios de vigilancia reservan la utilización de Internet para una ínfima minoría de su población.
También las democracias han ido recortando poco a poco las libertades individuales de sus internautas. Los objetivos son loables: luchar contra el desarrollo de los contenidos pedófilos en línea, colaborar en el desmantelamiento de las redes terroristas, proteger sus industrias culturales contra la piratería, etc. Sin embargo, a los gobiernos les cuesta encontrar un equilibrio entre el derecho de los internautas a expresarse, el respeto de la confidencialidad de las comunicaciones y los retos financieros y de seguridad, que cada vez se imponen más El resultado es que en la mayoría de los regímenes democráticos, hoy Internet se encuentra sometido a un régimen jurídico mucho menos protector de la libertad de expresión que el de los medios de comunicación tradicionales.
Informe 2004
El informe completo 2004 "Internet bajo vigilancia » está disponible, en francés e inglés en el sitio de Reporteros sin Fronteras www.rsf.org
Se puede descargar en formato pdf, así como la portada en 300 dpi, espacio prensa descargas"
El chino Huang Qi galardonado con el Premio Ciberlibertad 2004
El 3 de junio de 2000, cuando unos hombres de la seguridad pública llegaron a su domicilio para detenerle, Huang Qi tuvo justo el tiempo de enviar un último e-mail: "Hasta la vista a todos, la policía ha venido para llevárseme. Tenemos un largo camino por delante. Gracias a todos los que ayudan al desarrollo democrático de China".
En enero de 2001, a Huang Qi, creador del sitio de Internet www.tianwang.com, le inculparon por "subversión" e "incitación al derrocamiento del poder del Estado", en aplicación de los artículos 103 y 105 del código penal. Tuvo que esperar hasta el 9 de mayo de 2003 para conocer su condena a cinco años de cárcel. La justicia acusó al webmaster de dejar que en su sitio, albergado en Estados Unidos tras una primera prohibición en China, se publicaran algunos artículos sobre la masacre de la Plaza de Tiananmen, ocurrida en junio de 1989.
En agosto de 2001 se celebró un simulacro de juicio, a puerta cerrada. En febrero del mismo año, el tribunal había fijado una primera vista pero Huang Qi se desvaneció en plena sala. El ciberdisidente, agotado por los interrogatorios y las condiciones de su detención, tenía una cicatriz en la frente. Perdió un diente, como consecuencia de los golpes que le propinaron sus guardianes. Un diplomático europeo, presente en la audiencia, confirmó las huellas de tortura.
Sus familiares no pudieron entrevistarse con Huang Qi hasta que no habían pasado tres años desde su detención. En aquel momento confirmó a su mujer, Zeng Li, que en los primeros años de detención los policías le golpeaban frecuentemente. Igualmente reveló que la policía incluso le obligó a dormir en el suelo de la celda, durante un año. Los carceleros le cambian de celda cada mes, porque habla demasiado sobre problemas de corrupción y de política, con los demás detenidos.