Del 16 al 18 de noviembre de 2005 se va a celebrar en Túnez la segunda fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (SMSI), un gran guirigay de la ONU en el que los Estados deberían ponerse de acuerdo sobre el futuro de Internet, tanto en el aspecto técnico como en el jurídico. El gobierno de Internet, es decir la regulación de la Red a nivel mundial, es ciertamente la cuestión más candente que se va debatir en esta ocasión.
Del 16 al 18 de noviembre de 2005 se va a celebrar en Túnez la segunda fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (SMSI), un gran guirigay de la ONU en el que los Estados deberían ponerse de acuerdo sobre el futuro de Internet, tanto en el aspecto técnico como en el jurídico. El gobierno de Internet, es decir la regulación de la Red a nivel mundial, es ciertamente la cuestión más candente que se va debatir en esta ocasión.
En el momento actual, Estados Unidos controla las principales organizaciones que gestionan la Web, y especialmente la principal de ellas, el ICANN, una asociación californiana de derecho encargada, entre otras cosas, de gestionar los nombres de los dominios a nivel mundial. Una situación prácticamente criticada por unanimidad por los demás Estados, para quienes resulta inaceptable cualquier potencia norteamericana. Una reacción comprensible porque las decisiones del ICANN, aunque de apariencia muy técnica, tienen repercusiones políticas directas. Por no poner más que un ejemplo, en teoría la asociación podría hacer inaccesibles algunos nombres de dominios de países (por ejemplo, todos los .fr, o los .cn). El reto es también económico, porque el organismo que gestiona la Red tiene poder para elegir determinadas tecnologías, y por tanto determinadas empresas. Por ello, podemos legítimamente sentirnos preocupados de que recientemente Google haya contratado a Vinton Cerf, inventor de InternetS y vicepresidente del ICANN.
La situación es ciertamente criticable, pero aún parecen peores las soluciones propuestas para remediarla. China, Cuba, y los países más represivos del planeta, intentan atribuir la regulación de la Red a una organización supranacional independiente, lo que significa la ONU. Pero, cuando se conoce la incuria de la organización en materia de derechos humanos -recordemos que recientemente su comisión ad hoc estuvo presidida por Libia-, la idea produce escalofrío. ¿Realmente queremos que los países que censuran el Net, y encarcelan a los internautas, se dediquen a regular la circulación de la información en la Red? El simple hecho de organizar esta cumbre en Túnez, un Estado donde el Presidente y su familia controlan la prensa e Internet con mano de hierro, demuestra que la libertad de expresión no se considera un tema central del SMSI. Sin embargo, ahora también en todas las dictaduras del planeta se difunden las informaciones independientes, las que escapan a la censura. Considerar la Red solo desde el punto de vista técnico, y decidir así que Irán y Vietnam tienen que participar en su gestión a nivel mundial, es un error que podría costar muy caro a cientos de millones de internautas.
Hace poco que la Unión Europea se separó claramente de la postura norteamericana. Sin llegar a la postura china, desea que en las conclusiones del SMSI se apruebe un nuevo proceso de decisión, multilateral. Por eso sugiere que en la gestión de la Red se implique un foro internacional, que agrupe actores públicos y privados. Pero esta postura es todavía lo suficientemente vaga como para representar una alternativa creíble al modelo actual. Todo Internet depende de la fiabilidad de los procedimientos y las tecnologías admitidas por el ICANN. Y aunque puede ser necesario consultar puntualmente a los responsables políticos, conceder demasiada importancia a los Estados podría perjudicar el desarrollo y la estabilidad de la Web.
Ciertamente resulta muy difícil justificar que el ICANN siga por siempre jamás dependiendo de la autoridad de un solo país. Es un punto sobre el que Estados Unidos tiene el deber de negociar, sobre todo porque él mismo recomienda que sea el sector privado quien gestione Internet. Reconocemos sin embargo que los norteamericanos han conseguido desarrollar el Net sin mayores problemas; e igualmente admitimos que en conjunto se muestran respetuosos con la libertad de expresión. Por tanto, esperamos que en el SMSI se consiga llegar a un compromiso aceptable, es decir a una solución que reduzca al mínimo la intervención de los Estados, y garantice la libertad de expresión. Si eso no ocurriera, lo mejor sería no cambiar nada.