Encuentro entre George W. Bus y Vladimir Putin
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Cuando el presidente norteamericano tiene que entrevistarse con su homólogo ruso en Bratislava (Eslovaquia) el 24 de febrero de 2005, Reporteros sin Fronteras ha escrito a George W. Bus para comunicarle su preocupación sobre el estado de la libertad de prensa en Rusia, desde la llegada al Kremlin de Vladimir Putin.
Cuando George W. Bus se dispone a entrevistarse, el 24 de febrero en Bratislava, con Vladimir Putin, en una carta dirigida al presidente norteamericano Reporteros sin Fronteras se preocupa por el estado de la libertad de prensa en Rusia. La organización de defensa de la libertad de prensa desea que, en la entrevista, el jefe del Estado norteamericano aborde con su homólogo ruso "la cuestión del progresivo dominio del poder ejecutivo ruso sobre los medios de comunicación, y la intensificación de la represión contra los periodistas". "Solo en el año 2004, al menos 17 periodistas fueron agredidos y tres amenazados, por su actividad profesional. La violencia para con los periodista representa la amenaza más seria hecha a la libertad de prensa en Rusia", ha recordado la organización en la carta. "Para empezar, estamos preocupados por la salud de Sergei Lubimov, periodista del semanario regional Bogatei, salvajemente agredido el 19 de febrero, delante de su casa en Saratov (Sur), por dos desconocidos que le rompieron las dos piernas . En marzo de 2003, Alexandre Krutov, del mismo periódico Bogatei, ya fue violentamente golpeado por tres personas, delante de su domicilio en Saratov, cuando se disponía a publicar una investigación que podía crear dificultades a la fiscalía local. Es inaceptable que permanezca impune este tipo de comportamiento contra los periodistas, que no hacen otra cosa que cumplir con su trabajo", ha escrito Reporteros sin Fronteras. "En los últimos años han asesinado a varios periodistas. Todavía no se ha resuelto la muerte de Paul Khlebnikov, ciudadano norteamericano y redactor jefe de la edición rusa de la revista Forbes, asesinado a disparos el 9 de julio de 2004, a la salida de su oficina". Igualmente, Reporteros sin Fronteras "sigue esperando progresos concretos en la investigación sobre el asesinato de Alexei Sidorov. Este periodista, de 31 años, fue apuñalado por dos hombres en el aparcamiento de su inmueble en Togliatti (Centro-Oeste) el 9 de octubre de 2003. Poco después murió en brazos de su esposa. Alexei Sidorov había reemplazado al periodista Valery Ivanov, asesinado en circunstancias similares el 29 de abril de 2002. También seguimos sin noticias de Alí Astamirov, corresponsal de la Agencia France-Presse (AFP) en Inguchia, secuestrado el 4 de julio de 2003", ha añadido la organización. Reporteros sin Fronteras considera también que "las instrucciones escritas, procedentes del Ministerio de Información ruso y recibidas, el 11 de enero de 2005, en varias redacciones locales de las regiones de Moscú, Noginsk y Pskov, representan un peligroso precedente para la libertad de prensa en Rusia. Esas directivas ordenaban a los periodistas no hablar de las manifestaciones de varias decenas de miles de jubilados e inválidos, que se iniciaron el 10 de enero". Finalmente, la organización de defensa de la libertad de prensa subraya que el proyecto de ley "de lucha antiterrorista", aprobado por la Duma, en primera lectura, el 17 de diciembre de 2004, aparece como "una nueva restricción impuesta a la libertad de expresión en Rusia. Al definir las "zonas de operación antiterrorista", las autoridades rusas amplían al conjunto del país las restricciones de acceso a la información que ya se aplican en algunas regiones. Esas trabas a la libertad de prensa hacen imposible, por ejemplo, la cobertura de la guerra en Chechenia. Las numerosas violaciones de los derechos humanos, cometidas en esa zona de no-derecho, continúan siendo mayoritariamente desconocidas para el público en general y, en consecuencia, tienen pocas probabilidades de cesar. Reporteros sin Fronteras está convencida de que los obstáculos a la cobertura mediática de determinados acontecimientos, tales como la tragedia de Beslan de septiembre de 2004, podrían multiplicarse peligrosamente cuando la ley entre definitivamente en vigor.