El 2 de agosto, un equipo del canal de la televisión mexicana Televisa fue detenido, insultado y golpeado por unos guardacostas, cuando terminaba un reportaje sobre el puerto de El Pireo. "Las medidas de seguridad, legítimas y necesarias, no pueden en ningún caso justificar comportamientos agresivos, totalmente condenables", ha manifestado Reporteros sin Fronteras.
El 2 de agosto, dos periodistas de la televisión mexicana Televisa, y su intérprete, fueron detenidos, esposados, insultados y golpeados por unos guardacostas, cuando terminaban un reportaje sobre el puerto de El Pireo, en Atenas.
Reporteros sin Fronteras ha declarado estar "escandalizada por la violencia ejercida sobre los dos periodistas y su intérprete". "Nos felicitamos por la apertura de una investigación y pedimos que sea rigurosa y rápida. El incidente, cuyas circunstancias exactas deben aclararse lo más rápidamente posible, ha estado seguido de declaraciones contradictorias de las autoridades griegas".
"Las medidas de seguridad, legítimas y necesarias, no pueden en ningún caso justificar comportamientos agresivos, totalmente condenables. Deseamos que los procedimientos de seguridad no obstaculicen de manera abusiva el trabajo de los periodistas, lo que perjudicaría la imagen de los Juegos Olímpicos", ha añadido la organización.
Un comunicado del 3 de agosto procedente del Ministerio de la Marina Mercante acusa al reportero Eduardo Salazar, el camarógrafo Russel Vaquiero y su intérprete Fernando Kalligas, "de intentar escapar en coche", obligando a los policías a proceder a su detención. La policía portuaria niega categóricamente las alegaciones de violencia, humillaciones e insultos.
Por su parte, los dos periodistas y su intérprete niegan haber intentado huir. Fernando Kalligas ha precisado que se encontraban en un lugar suspendido sobre el puerto, en el que ningún panel indicaba la prohibición de grabar, dispuestos a marcharse, cuando llegó un jeep militar. De él descendieron tres hombres de uniforme que se incautaron de la documentación y acreditaciones presentadas por los periodistas, así como de sus teléfonos y material. Mientras les registraban de una forma tan violenta que uno de ellos se cayó al suelo, los tres fueron insultados y amenazados. Después les esposaron y les condujeron a los locales de la policía portuaria. A Russel Vaquiero le conminaron a poner las manos sobre una mesa. Como no lo hacía tan rápido como quería el policía, éste le golpeó la cabeza contra la mesa.
Siempre según el intérprete, cuando llegó un responsable del comité de organización de los Juegos de Atenas 2004 para verificar sus acreditaciones, les quitaron las esposas, y luego se las volvieron a poner. Después les llevaron a una especie de gimnasio, obligándoles a patadas a caminar deprisa. Una vez allí, con la cabeza bajada y las manos y los pies separados, fueron de nuevo insultados y amenazados. Cuando un policía comenzaba a bajar los pantalones de uno de los periodistas, entró un oficial diciendo: "Aquí, nada de eso". La actitud de los policías cambió completamente ante la llegada de militares de alta graduación.
Los periodistas no pudieron telefonear al canal de televisión hasta que no llegó el embajador de México. El 4 de agosto presentaron denuncia de los hechos.
Al día siguiente del incidente, los medios de comunicación griegos publicaron sólo la detención del equipo mexicano, sin mencionar los testimonios de los periodistas sobre la violencia padecida. A pesar de que las agencias de prensa internacionales han dado cuenta de los golpes, amenazas e insultos, los medios de comunicación locales sólo han reproducido la versión de los hechos facilitada por el Ministerio de la Marina Mercante.
El equipo del canal de televisión Televisa efectuaba un reportaje sobre el puerto de El Pireo donde ocho barcos, incluido el Queen Mary II, servirán de hoteles durante los Juegos Olímpicos.
El 3 de agosto por la tarde, otros cuatro periodistas mexicanos fueron detenidos en el norte de Atenas, cerca de la base militar de Tatoi.
El 28 de julio, un fotógrafo de la Agencia France-Presse (AFP), que tomaba fotos en pleno barrio turístico, estuvo detenidos durante varias horas. A otro periodista de la AFP le prohibieron fotografiar el lugar de la maratón, a pesar de que se encontraba en plena calle, y fuera de cualquier instalación olímpica.