En un informe de investigación, Reporteros sin Fronteras revela que decenas de periodistas han sido reeducados, o enviados a campos, por haber cometido faltas de ortografía o reproducido mal algunas declaraciones. Los medios de comunicación, bajo el control directo de Kim Jong-il, difunden una propaganda ensordecera. Las únicas fuentes informativas no oficiales son las radios extranjeras en coreano. Pero, en Corea del Norte, las radios y las televisiones se encuentran bloqueadas en las frecuencias de los medios estatales.
Desde hace tres años Corea del Norte ocupa el último puesto en la "Clasificación mundial de la libertad de prensa", elaborada por Reporteros sin Fronteras. Sin embargo, en plena crisis internacional relacionada con la intransigencia de Pyongyang sobre su programa nuclear militar, algunos observadores anuncian una tímida apertura. Algunos medios de comunicación internacionales han hablado incluso de una "primavera de Pyongyang". ¿Qué ocurre con la libertad de prensa?
Las informaciones recogidas durante una misión de Reporteros sin Fronteras en Corea del Sur, de ex periodistas norcoreanos y expertos surcoreanos e internacionales, demuestran que los medios de comunicación, controlados todos ellos por el partido único, no han experimentado ninguna evolución positiva. A pesar de que la palabra "reforma" ha sido utilizada por los medios en algunas escasas ocasiones, el régimen continúa ofreciendo a la población la misma "propaganda embrutecedora".
Los periodistas reclutados por el partido deben aplicar el "plan permanente de información", que jerarquiza estrictamente la información. Primera prioridad: hacer publicidad de la grandeza de Kim Il-sung y de su hijo Kim Jong-il. Después, demostrar la superioridad del socialismo norcoreano y denunciar la corrupción burguesa e imperialista. Finalmente, denigrar el instinto invasor de los imperialistas y los japoneses.
En el informe titulado "El periodismo al servicio del totalitarismo", Reporteros sin Fronteras revela que al menos a cuarenta periodistas les han "revolucionizado", es decir reeducado, por haber cometido errores periodísticos tales como haber ortografiado mal el nombre de un alto responsable. A otros les han enviado a campos de concentración, donde se encuentran detenidos cerca de 200.000 norcoreanos. Es el caso del periodista televisivo Song Keum Chul, "desaparecido" en 1996 por haber cuestionado la versión oficial del partido sobre centenares de acontecimientos históricos.
Las únicas fuentes de información no oficiales son las emisoras extranjeras que emiten en coreano. Pero, en Corea del Norte, las radios y las televisiones están bloqueadas en una única frecuencia, y quienes escuchan radios extranjeras pueden acabar en la cárcel. A finales de 2003, el Partido puso en marcha una campaña de verificación de los aparatos de radio, designados como los "nuevos enemigos del régimen".
Reporteros sin Fronteras exhorta a la comunidad internacional a movilizarse para conseguir que se respete el derecho de los norcoreanos a una información pluralista.
La totalidad del informe está disponible en francés e inglés en www.rsf.org