El nuevo gobierno de Lula tiene que poner fin al clima hostil contra la prensa, que ha marcado la era Bolsonaro

La victoria de Luiz Inacio Lula da Silva en las elecciones presidenciales es una buena noticia para la libertad de prensa en Brasil, después de un mandato de pesadilla con el gobierno de Jair Bolsonaro. Reporteros Sin Fronteras (RSF) llama a la futura Administración Lula a mostrar su compromiso claro e inequívoco con el restablecimiento de un entorno de trabajo sano y seguro para el ejercicio del periodismo en el país.

 

"Los ataques contra la prensa han sido una seña de identidad del gobierno Bolsonaro, que ha instaurado un clima de hostilidad permanente hacia la profesión, durante su mandato. El nuevo presidente Lula tiene que romper este ciclo y adoptar un discurso de apertura y de respeto al trabajo de los periodistas. El nuevo gobierno tendrá, además, que afrontar problemas estructurales que afectan a la libertad de prensa, como el auge de la desinformación, la violencia contra los periodistas, la falta de pluralismo y de diversidad del panorama mediático y la transparencia pública en el país.

Artur Romeu
Director de la Oficina América Latina de RSF

El pasado domingo 30 de octubre, tras una campaña marcada por incontables ataques contra la prensa, Luiz Inacio Lula da Silva fue elegido en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, tras derrotar al presidente saliente y candidato Jair Bolsonaro, por un ajustado 50,9% de los votos, contra el 49,1%. Lula será investido el 1 de enero de 2023 y arrancará un nuevo mandato de cuatro años, tras los dos que le situaron al frente del país entre 2003 y 2010.

Desinformación y propaganda

El nuevo gobierno hereda un historial catastrófico. El gobierno de Bolsonaro, que ha hecho de la prensa uno de sus objetivos favoritos, se ha caracterizado tristemente por sus permanentes ataques a los medios críticos: estigmatización, humillación, insultos orquestados desde la presidencia o campañas de acoso en las redes sociales, especialmente contra las mujeres. Las dificultades para acceder a la información pública, la difusión de campañas de desinformación y la movilización de las administraciones públicas con fines propagandísticos han sido también señas de identidad del bolsonarismo, que el nuevo presidente tendrá que abordar.

Los desafíos que afronta Lula son, pues, inmensos. Para RSF, resulta esencial que la Presidencia de la República adopte un discurso y una política de comunicación que pongan en valor la importancia del trabajo de los periodistas, y que condene públicamente la violencia y los ataques contra la profesión, especialmente en las redes sociales.

El gobierno de Lula tendrá también que restablecer la autonomía e independencia editorial de la agencia pública de comunicación de Brasil (EBC) para que los medios gestionados por esta entidad sean auténticas herramientas de comunicación pública y no de propaganda al servicio del gobierno, como ha sucedido en los últimos cuatro años. En un contexto en el que la concentración de la propiedad de los medios alcanza niveles históricos, la radiotelevisión se manipula con fines políticos y religiosos, y ante la ausencia de un auténtico pluralismo mediático en el país, resulta crucial que el nuevo gobierno vele por que los empleados de EBC puedan trabajar en un entorno sano y seguro.

Gestión desastrosa de la pandemia de coronavirus

La administración Lula deberá, igualmente, restablecer una auténtica cultura del acceso a la información pública, muy dañada por Jair Bolsonaro, que firmó varios decretos que le permiten clasificar durante 100 años informaciones comprometedoras sobre su familia y su gobierno, especialmente en lo relativo a su desastrosa gestión de la pandemia de coronavirus. Estas informaciones de interés público deben poder ser conocidas por la prensa y por la población en general.

La seguridad de los periodistas brasileños es otro de los temas centrales a tratar. Bajo el gobierno de Bolsonaro, los ataques y asesinatos de periodistas no se han moderado. RSF espera que el nuevo presidente refuerce el mecanismo federal de protección de los defensores de los derechos humanos, los periodistas y los defensores del medio ambiente (PPDDH), especialmente mediante la creación de protocolos específicos para el colectivo periodístico y una mejor participación de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones (ver el informe detallado de RSF sobre este tema).

Por último, Brasil encara en los próximo tiempos un desafío colosal para luchar contra la desinformación y los discursos extremistas en las redes sociales. En este sentido, la Alianza internacional sobre Información y Democracia (I&D), cuyo objetivo es garantizar un espacio digital democrático para la información, mediante la regulación de las plataformas digitales, tiene numerosas contribuciones que aportar al debate, que RSF confía se reabra en el país a lo largo de 2023.

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