El mapa del exilio de periodistas destaca los flujos hacia Europa y Norteamérica

Reporteros Sin Fronteras (RSF) publica, por primera vez, un mapa de los flujos migratorios de periodistas que se ven forzados al exilio por motivos de seguridad, así como de los países que acogen a estos periodistas exiliados. Los territorios refugio de los periodistas amenazados o perseguidos se ubican principalmente en Europa y Norteamérica.

Amenazados o perseguidos a causa de su profesión, los periodistas se ven obligados a huir de sus países en busca de seguridad en todo el mundo. El mapa que ha elaborado RSF basándose en datos de su Área de Asistencia y en información recabada en los últimos cinco años por las oficinas regionales de la organización, demuestra que el exilio de periodistas es un fenómeno global. Cada continente produce su propio flujo de periodistas exiliados, que encuentran refugio principalmente en Europa y Norteamérica.

Este mapa de periodistas en el exilio es un reflejo indirecto de los conflictos armados en Europa (Ucrania), África (Sudán) u Oriente Próximo (Siria), así como de las tensiones y recientes convulsiones políticas que han desencadenado un aumento de la represión de periodistas críticos y/o independientes en el mundo.

"El mapa muestra la intensidad de los desplazamientos de periodistas obligados a buscar refugio en el extranjero. Nuestro departamento de Asistencia nunca ha estado tan solicitado desde su creación. Tenemos que luchar por dos objetivos complementarios: en primer lugar, reducir los factores que conducen al exilio, combatiendo la represión, y en segundo lugar, debemos ayudar a los periodistas y medios que no han podido evitar huir. Hay que garantizar la supervivencia de los medios de comunicación en el exilio, lo que requiere el compromiso de todos los actores, especialmente de los países democráticos. RSF, que presta diversos servicios a los periodistas exiliados, ha colaborado en la creación del JX Fund. Hacemos un llamamiento a la movilización internacional para apoyar a los medios en el exilio, cuyo impacto se extiende más allá de las fronteras de su país de origen, en un contexto de globalización de la información y de guerras de propaganda.

Christophe Deloire
Secretario General de RSF

Centenares de periodistas rusos han huido de su país, donde cubrir historias estrecha o remotamente relacionadas con la guerra de Ucrania puede llevarlos a la cárcel. Muchos de ellos han encontrado refugio en la vecina Georgia, en los países bálticos limítrofes o en el seno de la Unión Europea, en Polonia, Alemania y Francia, en particular. A pesar de su dispersión, la mayoría de las redacciones intentan continuar su trabajo a distancia, como los periodistas de la web de noticias Bumaga, que siguen cubriendo la actualidad de la región de San Petersburgo desde siete países diferentes. 

También centenares de reporteros se han visto obligados a huir de Afganistán, que sucumbió al régimen talibán en agosto de 2021, así como de Birmania, donde la junta militar recuperó el poder mediante un golpe de Estado, seis meses antes. En Asia, al menos cien periodistas han huido en los últimos tres años de la implacable represión que el régimen de Pekín aplica en Hong Kong, donde la adopción de la Ley de Seguridad Nacional ha obligado a periódicos independientes, como Apple Daily, a cesar su actividad. Su fundador, Jimmy Lai, forma parte de la docena de profesionales de los medios del territorio actualmente en prisión. Este es un mensaje para otros periodistas independientes, que se han refugiado principalmente en la vecina isla de Taiwán, o han recurrido a la antigua potencia colonial, el Reino Unido, o bien huido a Norteamérica.

Un exilio por etapas 

Aunque algunos periodistas consiguen cruzar los océanos y refugiarse directamente en Estados Unidos y Canadá, países cuya lengua hablan y donde ya tienen familiares, la mayoría suele verse obligada a exiliarse en dos etapas.

Si se encuentran en una situación de emergencia, los periodistas buscan primero refugio en países vecinos. Pero la situación política o económica de esos países no siempre les permite poder establecerse allí a largo plazo. Decenas de periodistas afganos y sus familias han huido al vecino Pakistán, que debía ser supuestamente solo un lugar de tránsito. En un país situado en el puesto 150 de los 180 analizados en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF 2023, el respiro de los periodistas afganos duró poco. Además de encontrarse rápidamente en situación ilegal, sin visado ni permiso de residencia, y enfrentados a la lentitud administrativa de las cancillerías extranjeras, no se les permite trabajar y ya no pueden mantener a sus familias, sumidas en una precariedad extrema.

Del mismo modo, si bien la apertura de fronteras por razones humanitarias facilitó inicialmente el exilio de decenas de periodistas sirios a Turquía (clasificada en el puesto 165 de 180 países en la Clasificación de la Libertad de Prensa), a menudo confinados en campos de refugiados, ahora viven bajo la amenaza de ser expulsados a su país de origen, donde como periodistas corren el riesgo de acabar en las cárceles de Bashar al Asad o de ser ejecutados de forma sumaria. Tailandia, donde se refugian numerosos periodistas birmanos, amenaza regularmente con devolver a algunos a su país, que se ha convertido en la segunda mayor cárcel de periodistas del mundo, después de China.

Países híbridos

Un mismo país puede convertirse en refugio para unos y en peligro para otros. Egipto, por ejemplo (166º de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa), es una de las mayores prisiones del mundo para los periodistas -con 20 profesionales de los medios detenidos de forma arbitraria- y ha acogido al menos a 40 colegas de profesión procedentes de Sudán, desde que comenzaron los combates fratricidas entre dos facciones del ejército, a mediados de abril de 2023.

Un país de acogida también puede sufrir un vuelco y convertirse en un país en situación de peligro. Es el caso de Ucrania, donde los periodistas bielorrusos que se refugiaron tras la represión del régimen de Lukashenko, después de su polémica reelección en el verano de 2020, se encontraron súbitamente, dos años después, en un país en guerra.

Muchos periodistas burundeses que inicialmente huyeron a Ruanda se vieron obligados, más adelante, a dirigirse a Europa y Estados Unidos, porque el espacio cívico en su primer país de acogida era cada vez más reducido. Con todo, vayan donde vayan, los periodistas siguen estando amenazados por el mero hecho de continuar ejerciendo su profesión, como demuestra el caso de la locutora de radio burundesa Florianne Irangabiye, condenada a diez años de cárcel en su país por sus programas críticos emitidos desde Ruanda.

El exilio no significa, así, el fin de la inseguridad y las amenazas. Varios periodistas iraníes refugiados -sobre todo en el Reino Unido, donde tienen su sede varios conocidos medios en el exilio- han sido objeto de crecientes amenazas y presiones durante la represión del gran movimiento de protesta que siguió a la muerte de la joven kurda iraní Mahsa Amini, a mediados de septiembre de 2022.  Tanto es así que la redacción de Iran International tuvo que cerrar temporalmente sus oficinas de Londres.

 

No son sólo periodistas aislados los que se exilian. En Nicaragua, la deriva autoritaria del gobierno de Daniel Ortega llevó a toda la redacción del diario independiente La Prensa a huir clandestinamente de su país en unas semanas, en particular hacia Costa Rica, desde donde varios medios de comunicación operan ahora en el exilio. España y Estados Unidos son también países de refugio para cientos de periodistas venezolanos, cubanos y centroamericanos.

Ayudar a los periodistas en el exilio es una de las preocupaciones de RSF, que ha contribuido a poner en marcha el JX Fund, un fondo de apoyo a los reporteros exiliados, cuyo objetivo es apoyar a los profesionales de la información a continuar con su trabajo rápidamente y en función de sus necesidades, inmediatamente después de haber huido de la guerra y de zonas en conflicto. Por otra parte, de las 363 ayudas económicas concedidas desde principios de 2022 por el Área de Asistencia de la organización a periodistas de 42 países, el 70% se han destinado a periodistas en el exilio. Además, RSF también ha enviado más de 400 cartas de apoyo a peticiones de visados y solicitudes de asilo.

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