El dictador Isaías Afeworki no es menos peligroso que Muamar el Gadafi o Bachar el Assad
Organización:
"El 18 de septiembre de 2001 el mundo entero aún tenía la mirada puesta en Nueva York, estremecida por los atentados cometidos una semana antes. En Asmara, el poder eritreo aprovechaba la situación para emprender una brutal operación de limpieza política. En menos de una semana, ante la indiferencia de la comunidad internacional, varios ministros y ex generales, así como todos los directores de diarios, fueron encarcelados. La prensa privada fue suspendida por completo. Entonces, el país entró en una época de terror de la que aún no ha salido. Diez años más tarde, ya nadie puede ignorar la brutalidad del régimen eritreo”, declaró Jean-François Julliard, Secretario General de Reporteros sin Fronteras.
"Han pasado diez años sin que la comunidad internacional se dé cuenta de la magnitud de la tragedia soportada por el pueblo eritreo: ausencia total de libertad de expresión, vigilancia constante de los periodistas, presiones sobre las familias, desapariciones forzadas, detenciones en secreto en condiciones inhumanas. Las sanciones al fin votadas en 2009 por el Consejo de Seguridad de la ONU evidentemente no se aplican, ya que algunos de los responsables eritreos acaban de visitar Europa. Esto, pese a que el dictador Isaías Afeworki no es menos peligroso o cruel que Muamar el Gadafi o Bachar el Assad", agregó Jean-François Julliard.
Por cuarto año consecutivo, Eritrea ocupa el último lugar en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por Reporteros sin Fronteras. Más de una treintena de profesionales de los medios de comunicación se encuentra encarcelada en este país, lo que lo convierte en la segunda prisión más grande del mundo para periodistas, después de China.
Según información recabada por la organización, al menos cuatro periodistas fueron detenidos en 2011. Sus nombres se suman a la lista de periodistas arrestados desde 2001, que aún desfallecen en las cárceles del país. Se trata de tres periodistas de radio: Nebiel Edris, Ahmed Usman, y Mohamed Osman, detenidos en febrero, y de Tesfalidet Mebrahtu, alias "Topo", arrestado a finales de marzo de 2011. Este último, famoso periodista deportivo de la radio pública Dimtsi Hafash y de la televisión pública Eri-TV, se encontraría en un centro de detención cercano a la capital, el de May Srwa, o en la prisión militar Adi Abeito, donde su familia no está autorizada a visitarlo.
Para escapar de las condiciones de trabajo extremadamente pesadas de los medios de comunicación públicos, donde cada persona se encuentra bajo vigilancia y nadie está autorizado a expresarse de forma libre, con frecuencia los periodistas eritreos huyen del país de modo clandestino. Si bien algunos lo logran, otros son detenidos. Es el caso, por ejemplo, de Eyob Kessete, arrestado por segunda vez en el verano de 2010 cuando intentaba huir de nuevo. Otros desafían a la muerte, pues los guardias fronterizos tienen la orden de disparar sin previo aviso. Así pereció Paulos Kidane en 2007, cuando intentaba atravesar la frontera con Sudán. Aquellos que logran exiliarse, se encuentran enseguida en una situación muy precaria en el extranjero, y el desenlace puede ser trágico. Lidya Mengesteab trabajaba para la radio Dimtsi Hafash y la televisora Eri-TV antes de dejar el país vía Sudán y pasar después por Libia. En abril de 2011 murió, junto con numerosos exiliados, cuando intentaba atravesar el Mediterráneo.
Para marcar el décimo aniversario de las grandes redadas de periodistas y de la suspensión de la prensa privada en el país, Reporteros sin Fronteras lanzó una campaña de comunicación internacional en francés, inglés, español, alemán, sueco, italiano e tigriña. Pinchar aquí y pinchar aquí para descargar las imágenes. La organización también publica la lista actualizada de periodistas encarcelados en el país.
Hasta el 16 de septiembre de 2011, los periodistas encarcelados en Eritrea son: Amanuel Asrat; Mattewos Habteab; Temesghen Gebreyesus; Seyoum Tsehaye (quien recibió el premio Reporteros sin Fronteras 2007); Dawit Habtemichael; Dawit Isaac; Hamid Mohamed Said; Saleh Al Jezaeeri; Daniel Mussie ; Ibrahim Abdella; Eyob Netserab; Isaac Abraham; Mulubrhan Habtegebriel; Girmay Abraham; Nega Woldegeorgis; Bereket Misghina; Yirgalem Fisseha Mebrahtu; Basilios Zemo; Senait Habtu; Meles Negusse Kiflu; Mohammed Said Mohammed; Biniam Ghirmay; Esmail Abd-el-Kader; Araya Defoch; Mohammed Dafla; Simon Elias; Yemane Hagos; Stifanos (se desconoce su apellido); Henok (se desconoce su apellido); Wedi Itay; Said Abdulhai; Eyob Kessete; Nebiel Edris; Ahmed Usman; Mohamed Osman; Tesfalidet Mebrahtu; así como otros dos periodistas de quienes se desconoce la identidad.
Cuatro periodistas arrestados en septiembre de 2001 murieron mientras se encontraban detenidos. Se trata de: Medhanie Haile, Yusuf Mohamed Ali, Said Abdulkader, y Fessehaye Yohannes, llamado "Joshua".
Dos periodistas desaparecieron literalmente, sin que se sepa si fueron detenidos, huyeron del país o murieron: Musa Sila y Rahel (se desconoce su apellido).
Si lo desea, puede firmar una petición a favor de la liberación de los periodistas encarcelados en Eritrea .
Dawit Isaac es uno de los periodistas detenidos en septiembre de 2001. El cofundador del desaparecido diario Setit, quien posee la doble nacionalidad sueca y eritrea, se encuentra detenido desde hace diez años sin haber sido juzgado nunca, al igual que todos los periodistas encarcelados en Eritrea. A inicios de julio de 2011 la sección sueca de Reporteros sin Fronteras coordinó el envío a la Suprema Corte de Eritrea de un habeas corpus firmado por dos abogados y un jurista europeos, que pedía que Dawit Isaac se presentara ante un tribunal, asistido por su consejero. El documento demuestra, basándose en disposiciones penales eritreas, así como en compromisos internacionales del país, que la detención de un ciudadano sin que exista una acusación formal es ilegal.
Dawit Habtemichael también forma parte de los periodistas aprehendidos en las redadas de hace diez años. Como homenaje a este periodista arrestado en Asmara el 21 de septiembre de 2001 y detenido en el centro penitenciario de Eiraeiro, Reporteros sin Fronteras presenta el testimonio de uno de sus amigos:
"Dawit Habtemichael
Los buenos recuerdos se mezclan con las lágrimas y los miedos. Entre abril de 1999 y septiembre de 2001 pasé muchas excitantes y emocionantes horas en Asmara, la bella capital de Eritrea, con Dawit Habtemichael, director del diario Meqaleh. Dawit era sociable y muy respetado. Yo apreciaba mucho su compañía. Le apasionaba el bienestar de Eritrea y su pueblo, el tema que ocupaba todas las mentes. En esa época existía un sentimiento generalizado de que Eritrea había sido víctima de mortíferas invasiones por parte de Etiopía entre 1998 y 2000. En Meqaleh, Dawit utilizaba sus talentos y su dinamismo para apoyar al pueblo eritreo. En 2001 la paz con Etiopía era frágil, había muchos soldados de las Naciones Unidas para preservar la paz en Eritrea, y mucha incertidumbre y debate sobre el futuro. Este debate era intenso entre los miembros del gobierno y Meqaleh, al igual que con los otros diarios independientes, donde se le daba eco. Más tarde, el presidente Isaías presentó a esos periodistas y a algunos políticos como una amenaza para la seguridad nacional. Esto, a pesar de que en 2001 el trabajo periodístico de Dawit era casi concreto, se contentaba con registrar e informar sobre lo que pasaba en su país, tal como lo hacen cotidianamente todos los reporteros del planeta, salvo en Eritrea. En septiembre de 2001, sin que el mundo se diera cuenta, pues sólo pensaba en los atentados de Nueva York, cerraron todos los diarios privados de Eritrea; los políticos disidentes y los periodistas más conocidos fueron arrestados. Como yo vivía un poco lejos de Asmara, me tomó tiempo saber lo que había pasado. Durante los diez años que siguieron se volvió aún más difícil obtener alguna información. Desde el 21 de septiembre de 2001 ninguno de los amigos de Dawit ni de los miembros de su familia pudo verlo, hablarle u obtener información sobre su suerte. La (organización internacional) PEN Gran Bretaña anunció que había muerto en noviembre de 2006, pero en 2010 un antiguo guardia de la cárcel dijo que era el prisionero número 12, que se encontraba encadenado y solo en una pequeña celda del presidio Eiraeiro, una prisión inaccesible en el norte de Eritrea. Sé que no puedo comprender realmente lo que ha sido la vida de Dawit durante los últimos diez años y no entiendo el cruel silencio que rodea su ‘desaparición’. Cuando Lady Kinnock, quien sin embargo era conocida por seguir de cerca la situación en Eritrea, se convirtió en miembro del gobierno británico, pensé que al fin habría alguien capaz de hacer algo. Le pedí que hiciera una pregunta escrita a la Cámara de los Lords. Su respuesta oficial, el 20 de julio de 2009, fue: “no conocemos las declaraciones de PEN o de Reporteros sin Fronteras en lo que concierne a los arrestos, las posibles desapariciones o muertes en detención de periodistas en Eritrea durante los últimos años. En cambio, recibimos cartas sobre la persecución de los cristianos y sobre las violaciones de los derechos humanos en general”. Tras haber planteado la cuestión de la detención de periodistas en octubre de 2001, incluso Amnistía Internacional se mostró extrañamente indiferente e inactiva. Es cierto que en enero de 2010 Amnesty Magazine publicó una de mis cartas, en la que me quejaba de su falta de publicidad y de acción, pero la organización permaneció inactiva. No soy más que un pobre amigo de Dawit, desprovisto frente al muro de apatía que el mundo ha construido alrededor de esta pequeña celda del norte de Eritrea, pero aún tengo la esperanza de que voces más fuertes que la mía puedan hacerse escuchar para defenderlo. Alex Hamilton"
Los buenos recuerdos se mezclan con las lágrimas y los miedos. Entre abril de 1999 y septiembre de 2001 pasé muchas excitantes y emocionantes horas en Asmara, la bella capital de Eritrea, con Dawit Habtemichael, director del diario Meqaleh. Dawit era sociable y muy respetado. Yo apreciaba mucho su compañía. Le apasionaba el bienestar de Eritrea y su pueblo, el tema que ocupaba todas las mentes. En esa época existía un sentimiento generalizado de que Eritrea había sido víctima de mortíferas invasiones por parte de Etiopía entre 1998 y 2000. En Meqaleh, Dawit utilizaba sus talentos y su dinamismo para apoyar al pueblo eritreo. En 2001 la paz con Etiopía era frágil, había muchos soldados de las Naciones Unidas para preservar la paz en Eritrea, y mucha incertidumbre y debate sobre el futuro. Este debate era intenso entre los miembros del gobierno y Meqaleh, al igual que con los otros diarios independientes, donde se le daba eco. Más tarde, el presidente Isaías presentó a esos periodistas y a algunos políticos como una amenaza para la seguridad nacional. Esto, a pesar de que en 2001 el trabajo periodístico de Dawit era casi concreto, se contentaba con registrar e informar sobre lo que pasaba en su país, tal como lo hacen cotidianamente todos los reporteros del planeta, salvo en Eritrea. En septiembre de 2001, sin que el mundo se diera cuenta, pues sólo pensaba en los atentados de Nueva York, cerraron todos los diarios privados de Eritrea; los políticos disidentes y los periodistas más conocidos fueron arrestados. Como yo vivía un poco lejos de Asmara, me tomó tiempo saber lo que había pasado. Durante los diez años que siguieron se volvió aún más difícil obtener alguna información. Desde el 21 de septiembre de 2001 ninguno de los amigos de Dawit ni de los miembros de su familia pudo verlo, hablarle u obtener información sobre su suerte. La (organización internacional) PEN Gran Bretaña anunció que había muerto en noviembre de 2006, pero en 2010 un antiguo guardia de la cárcel dijo que era el prisionero número 12, que se encontraba encadenado y solo en una pequeña celda del presidio Eiraeiro, una prisión inaccesible en el norte de Eritrea. Sé que no puedo comprender realmente lo que ha sido la vida de Dawit durante los últimos diez años y no entiendo el cruel silencio que rodea su ‘desaparición’. Cuando Lady Kinnock, quien sin embargo era conocida por seguir de cerca la situación en Eritrea, se convirtió en miembro del gobierno británico, pensé que al fin habría alguien capaz de hacer algo. Le pedí que hiciera una pregunta escrita a la Cámara de los Lords. Su respuesta oficial, el 20 de julio de 2009, fue: “no conocemos las declaraciones de PEN o de Reporteros sin Fronteras en lo que concierne a los arrestos, las posibles desapariciones o muertes en detención de periodistas en Eritrea durante los últimos años. En cambio, recibimos cartas sobre la persecución de los cristianos y sobre las violaciones de los derechos humanos en general”. Tras haber planteado la cuestión de la detención de periodistas en octubre de 2001, incluso Amnistía Internacional se mostró extrañamente indiferente e inactiva. Es cierto que en enero de 2010 Amnesty Magazine publicó una de mis cartas, en la que me quejaba de su falta de publicidad y de acción, pero la organización permaneció inactiva. No soy más que un pobre amigo de Dawit, desprovisto frente al muro de apatía que el mundo ha construido alrededor de esta pequeña celda del norte de Eritrea, pero aún tengo la esperanza de que voces más fuertes que la mía puedan hacerse escuchar para defenderlo. Alex Hamilton"
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20.01.2016