El diamante que se perdió dos veces

Se encontraba en el Capitolio, al pie de la estatua de la República. Pero desde hace varios años ha desaperecido misteriosamente. Se dice que la famosa joya nunca trajo suerte.

Por José Antonio Fornaris Se encontraba en el Capitolio, al pie de la estatua de la República. Pero desde hace varios años ha desaperecido misteriosamente. Se dice que la famosa joya nunca trajo suerte. El Capitolio de La Habana, inaugurado en mayo de 1929, fue edificado para sede del Poder Legislativo, y cumplió esa función hasta poco después del triunfo de la Revolución que comandó Fidel Castro. En el Salón de los Pasos Perdidos del Capitolio está la estuatua que simboliza la República. Es la tercera estatua bajo techo más grande del mundo (14 metros de alto, 30 toneladas). Casi a sus pies y bajo el centro de la cúpula fue puesto un bello diamante que marcaba el kilómetro cero de todas las carreteras del país. El diamante fue admirado por todas las personas que visitaban el Capitolio. La piedra de 25 quilates no sólo era fascinante por su belleza sino también por su historia. Se afirma que es uno de los cinco brillantes de la segunda corona del último Zar de Rusia y, tras ser tallado en París, fue traído a Cuba por un joyero turco nombrado Estéfano para venderlo a la esposa del Presidente Alfredo Zayas Alfonso (cuarto Presidente cubano desde 1921 hasta 1925). Pero la dama rechazó la oferta por el precio elevado, 17 000 pesos. Y, según un artículo de la revista cubana Bohemia publicado en 1947, el joyero se desesperó, no sólo porque necesitaba dinero sino porque decía que el diamante atraía la mala suerte. "El Zar que lo poseía había sido derribado del poder y asesinado con toda su familia; la duquesa a quien se lo compró en París murió inesperadamente diez días después; el ruso que le sirvió de intermediario fue herido en un cabaret, quedando ciego; el propio Estéfano, desde que lo tenía en su poder, fracasaba en cuanto intentaba". Pero por fin Estéfano pudo vender la gema. El Estado cubano lo compró en 12 000 pesos, y a partir de la inauguración del Capitolio, estuvo allí, siempre custodiado. Sin embargo, el 25 de marzo de 1946, el diamante desapareció. Estuvo perdido hasta el 2 de junio de 1947 en que, sorpresivamente, apareció en la mesa del despacho del Presidente Ramón Grau San Martín (1944-1948). Fueron hechos que conmovieron a la opinión pública cubana pero la piedra preciosa regresó al edificio del Poder Legislativo y allí se mantuvo… no se sabe hasta cuándo. Ahora, cuando en el Capitolio, actual sede de la Academia de Ciencias, se pregunta por el diamante la respuesta es lacónica: "Está en el Banco Central". Allá, entre las personas con las que logré hablar está Elsy Carterno, Jefa de Auditoría del Banco Central. La señora se mostró muy sorprendida con la pregunta y tras responder que en esa institución el diamante no estaba y que no conocían nada sobre su paradero, quiso saber quién yo era y por qué estaba interesado en el asunto. Le respondí que el diamante era patrimonio de la Nación y que yo, como ciudadano cubano, tenía derecho a saber qué había pasado con él. Entre otros cuatro departamentos e direcciones del referido Banco, la respuesta fue también la misma. En uno de esos departamentos me preguntaron si yo era coleccionista. Imagínense que bueno sería ser coleccionista de diamantes... El historiador y escritor Rolando Aniceto Ramoa dice que él sabe con toda certeza quién robó el diamante en 1946: ése es un secreto que tiene bien guardado. Pero de la segunda desaparición de la gema parece que nadie sabe nada. En Cuba, averiguar algo que en alguna medida esté relacionado con el Estado es una tarea muy difícil; para un periodista que no trabaja para el Gobierno, eso es prácticamente imposible. No obstante continuaré preguntando dónde está el Diamante del Capitolio.
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Updated on 20.01.2016