El Cono Sur alcanza el Norte y América Central se hunde
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Aún falta para que termine el proceso de adopción de una "ley-escudo" que garantiza el secreto de las fuentes a nivel federal en Estados Unidos (20º). Pero se acabaron los encarcelamientos de periodistas o las trabas puestas a las libertades públicas en nombre de la seguridad nacional, igual que en la era Bush. Así pues, el país encabeza de nuevo la clasificación, de acuerdo con el verdadero papel de contrapoder desempeñado tradicionalmente por la prensa.
La otra evolución que destacar concierne evidentemente Honduras (128º), ya de por sí con mala clasificación, donde el golpe de Estado del 28 junio 2009 le costó caro a la libertad de prensa. Predador de los medios de comunicación que no gozan de su favor, el gobierno golpista desplegó una verdadera estrategia de "silencio" de la información en detrimento de la prensa internacional. De nuevo en América central, la inseguridad reinante ya minaba un país como El Salvador (79º), donde las Maras castigaron a la prensa antes del asesinato del documentalista Christian Poveda (que ocurrió después del período de la presente clasificación). Toma un cariz alarmante en Guatemala (106º). En Nicaragua (76º), las tensiones entre la prensa y el gobierno de Daniel Ortega explican en parte una clasificación inferior a la del año pasado.
El otro retroceso importante concierne Venezuela (124º), que cuenta con un periodista asesinado en un contexto de inseguridad elevada, y donde el gobierno de Hugo Chávez modifica permanentemente las reglas para eliminar progresivamente cualquier prensa crítica del paisaje audiovisual hertziano. La confiscación inopinada, en agosto de 2009, de las frecuencias de 34 canales y emisoras regionales, responde directamente a este objetivo. El país, ya en mala posición en la clasificación anterior, se encuentra ahora entre los países peor considerados del continente en materia de libertad de prensa, no muy lejos de Colombia (126º) y México (137º ex aequo). En estos dos países, la violencia ambiente, que genera autocensura y temas tabús, se debe también y por mucho a los representantes de la fuerza pública. México, sumido desde 2006 en un cuasi estado de guerra con la vasta ofensiva federal contra el narcotráfico, mantiene su triste rango de país más peligroso del continente para la seguridad de los periodistas, con 55 asesinados desde el año 2000, de los que nueve murieron a partir de enero de 2009.
Sólo Cuba (170º), inamovible dictadura del continente donde la libertad de prensa es inexistente, lo supera en las profundidades de la clasificación. Las escasas esperanzas suscitadas por el acceso oficial de Raúl Castro a la presidencia, en febrero de 2008, se perdieron rápidamente. Dos nuevos encarcelamientos, llevando a 25 el número de periodistas detenidos en la isla, frecuentes bloqueos de sitios e interpelaciones a blogueros muestran de forma más general una ausencia de evolución de la situación de los derechos humanos y de las libertades.
En el Caribe, la República Dominicana (98º) pierde nuevos puestos a causa de un índice de violencia elevado y de una agravación de los procedimientos abusivos contra los medios de comunicación. Sin tener la misma amplitud, estos dos factores, a los que se añaden unas medidas de censura administrativa y el encarcelamiento de un periodista, provocan el retroceso de Ecuador (84º) donde las agresiones están en alza. La tendencia se invirtió en Bolivia (95º), que vuelve a subir en la clasificación después de una gran caída en 2008. Aunque la "guerra mediática" aún no ha terminado del todo, el gobierno ha reanudado poco a poco un diálogo con una prensa que también tiene su parte de responsabilidad en la crisis política del año pasado, sobre todo en los departamentos administrados por la oposición autonomista. Poseedor durante mucho tiempo de récord en las agresiones ordinarias contra los periodistas, Perú (85º) vuelve a subir en la clasificación a pesar del reciente cierre de un medio de comunicación por orden del gobierno.
Tradicionalmente marcados por la inseguridad y la precariedad de la condición de los periodistas, Paraguay (54º) y Haití (57º ex aequo) suben en la clasificación. En los dos países, la violencia contra los medios de comunicación ha retrocedido y la prensa se atreve un poco más a cubrir algunos temas sensibles. Guyana (39º ex aequo) debe su escalada hacia las alturas de la clasificación, con casi un empate con Surinam (42º), a un aplacamiento del ambiente pleitista y al final del boicot contra algunos medios de comunicación por parte del Estado, aunque éste conserve su monopolio sobre el espacio radiofónico. La costumbre del pluralismo, la democratización del paisaje mediático y, a veces, el descenso de algunos abusos de autoridad y otros intentos de censura justifican la muy buena clasificación de Argentina (47º) y de Uruguay (29º), que están en pie de igualdad con muchos países europeos. Uruguay incluso le quita a Costa Rica (30º) el puesto de país latinoamericano mejor considerado, supera Chile (39º ex aequo) y le pisa los talones a Jamaica (23º) y a Trinidad y Tobago (28º), donde la prensa sigue siendo una institución respetada. Potencia regional, Brasil (71º) por fin se ha liberado, el 1 mayo 2009, de la Ley de prensa heredada de la dictadura militar, y se beneficia de los esfuerzos llevados a cabo por el gobierno Lula en materia de acceso a la información. A pesar de esas evoluciones positivas, el país no ha terminado con una violencia persistente contra los medios de comunicación en las grandes conurbaciones y en las regiones Norte y Nordeste. La censura preventiva sigue siendo tenaz en algunos Estados donde las autoridades acaparan los medios locales. Las diligencias combinadas con multas exorbitantes también conciernen Canadá (19º), que pierde unos puestos, pero sigue encabezando la clasificación a nivel del continente.
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20.01.2016