Cumbre UE-Africa: la Unión Europea tiene que declarar personae non gratae al presidente Issaias Afeworki, y a los miembros de su gobierno

A Issaias Aferworki, que acudirá a Lisboa, no se le ha negado el visado para Europa, al contrario de lo que ocurre con el presidente de Belarús, Alexandre Lukatchenko, o el de Zimbabue, Robert Mugabe, cuya eventual presencia en Portugal ha sido objeto de fuertes controversias.



Con motivo de la cumbre UE-Africa, que se va a celebrar en Lisboa del 8 al 9 de diciembre de 2007, Reporteros sin Fronteras pide a la presidencia de la Unión Europea (UE) que declare personae non gratae en territorio europeo al presidente Issaias Afeworki y a los miembros de su gobierno, a causa de las graves violaciones de los derechos humanos , y de la libertad de prensa, cometidas en el país desde 2001. A Issaias Aferworki, que acudirá a Lisboa, no se le ha negado el visado para Europa, al contrario de lo que ocurre con el presidente de Belarús, Alexandre Lukatchenko, o el de Zimbabue, Robert Mugabe, cuya eventual presencia en Portugal ha sido objeto de fuertes controversias. “Tras años de impunidad, finalmente tiene que sancionarse el desprecio que las autoridades eritreas demuestran sentir por sus acuerdos con la Unión Europea No se puede estar eternamente crispados por si acudirá, o no, Robert Mugabe, y eludir la cuestión de Eritrea. La Cumbre de Lisboa tiene que permitir que Europa salga finalmente de su indiferencia, y deje de decir que su tolerancia ha alcanzado un punto crítico. La solidaridad con los presos políticos impone que al menos se prohíba entrar en territorio europeo a los responsables de la tragedia a puerta cerrada, orquestada en Eritrea desde 2001”, ha declarado la organización. El 26 de noviembre de 2007 Reporteros sin Fronteras dirigió una carta a los 785 diputados del Parlamento Europeo, acompañada de una pormenorizada documentación sobre la situación de la libertad de prensa en Eritrea, pidiéndoles que apoyen su propuesta de declarar personae non gratae a Issaias Aferworki, y a los miembros de su gobierno. El presidente y sus colaboradores más directos, especialmente su portavoz Yemane Ghebremeskel, su consejero más cercano Naizghi Kiflu, el actual Ministro de Información Alí Abdu y los generales del ejército eritreo, son los principales responsables de la oleada de represión que, desde el 18 de septiembre de 2001, se abate sobre el país. Aquel día, por orden del gobierno, se cerraron repentinamente todos los medios de comunicación privados eritreos y sus responsables, uno a uno, empezaron a ser arrojaos a las cárceles. Durante varias semanas, la capital del país más joven de Africa se convirtió en un terreno de caza para la policía política. Desde entonces, además de cientos de opositores, en los calabozos del país ha desaparecido una quincena de periodistas. No tienen derecho ni a un acta normal de acusación, ni a un juicio, ni a ningún contacto con el mundo exterior. Cuatro de ellos ya han encontrado la muerte en uno de centros penitenciarios que salpican el país. Los pocos eritreos que, tras salir libres de la cárcel, han conseguido huir, hablan de condiciones de detención espantosas. A principios de mayo de 2007 la Unión Europea concedió a Eritrea una ayuda económica por valor de 122 millones de euros, procedentes del Décimo Fondo Europeo de Desarrollo (FED), para el período 2008-2013. El FED es el instrumento financiero de los Acuerdos de Cotonou, que durante veinte años relacionan a los 27 países miembros de la UE con los 78 países de Africa, Caribe y Pacífico (ACP). Según el comunicado entregado entonces a la prensa, esos créditos tienen que permitir “financiar prioritariamente los programas de refuerzo de las capacidades administrativas, las infraestructuras y la ayuda alimenticia”. En contrapartida, la UE pidió al gobierno eritreo que “adoptara una actitud constructiva en la resolución de las crisis regionales, así como que llevara a cabo progresos en materia de derechos humanos y libertad de prensa”. Pero el 4 de mayo, día de la firma del acuerdo, el presidente eritreo respondió con desprecio a las preguntas críticas de los periodistas sobre la situación de los derechos humanos en su país, en una conferencia de prensa que compartió con el Comisario Europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel quien, sin embargo, manifestó sentirse “muy, muy honrado” al recibir a Issaias Afeworki en la Comisión. Como reacción, Reporteros sin Fronteras pidió el 23 e mayo a la Unión Europea que adoptara “sanciones personales” contra el presidente eritreo, considerando “incoherente y peligrosa” esa nueva política, que ofrece a Issaias Afeworki la ocasión de celebrar su victoria, imponiendo aun más su poder, y continuar renegando impunemente de sus compromisos”. Posteriormente, en junio, la organización dirigió una carta a los parlamentarios europeos instándoles a solicitar un visado para Eritrea, con el fin de que evaluaran personalmente la situación de las libertades fundamentales. Hasta octubre de 2007, la asamblea parlamentaria ACP-UE estuvo intentado enviar una delegación parlamentaria a Asmara pero, frente al rechazo de las autoridades eritreas, finalmente tuvo que abandonar el proyecto. Pero, el artículo 9 de los Acuerdos de Cotonou establece que “el respeto de los derechos humanos, los principios democráticos y el Estado de derecho, en los que está basada la colaboración ACP-UE, inspira las políticas internas e internacionales de las partes, y constituye uno de los elementos esenciales del presente acuerdo”. Y su artículo 96 establece que “si una parte considera que la otra ha faltado a alguna obligación relativa al respeto de los derechos humanos, o a los principios democráticos y del Estado de derecho”, pueden adoptarse “medidas apropiadas”.
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Updated on 20.01.2016