Reporteros sin Fronteras no es favorable a la aprobación, en buen estado, de la resolución propuesta por el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Jan Eliasson. El texto, que plantea las reglas de funcionamiento del futuro Consejo de los Derechos Humanos, no satisface a la organización.
Reporteros sin Fronteras es una de las organizaciones de defensa de la libertad de expresión que han militado en favor de una reforma en profundidad de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Por ese motivo, aplaudimos las propuestas del secretario general, Kofi Annan, para la creación de un Consejo de los Derechos Humanos, que reemplazara a la antigua estructura.
Pero ahora no estamos de acuerdo con que se apruebe, en buen estado, la resolución propuesta por el presidente de el asamblea General de Naciones Unidas, Jan Eliasson. El texto, que plantea las reglas de funcionamiento del futuro Consejo de los Derechos Humanos, no nos satisface.
Como otras organizaciones, podríamos apoyar lo que algunos han calificado de semi-reforma, teniendo en cuenta que se trata de una evolución positiva. Pero estamos seguros de que, si se aprueba en buen estado esa resolución, será imposible reformar el nuevo Consejo antes de que pasen largos años. Muchos Estados considerarán esa semi-reforma como un progreso significativo y definitivo, que no querrán modificar más.
Los Estados más represivos seguirán teniendo escaño
Pero es que el texto no ofrece suficientes garantías. En primer lugar, el sistema de elección de los Estados miembros del futuro Consejo no impedirá que tengan escaño en él los países menos respetuosos de los derechos humanos. La elección por mayoría simple, junto al sistema de cuotas regionales, garantiza que las dictaduras puedan continuar en la mesa de quienes están destinados a vigilar la protección de los derechos humanos en el mundo. Por ejemplo, concediendo 13 plazas en el Consejo a países asiáticos, es evidente que potencias regionales, como China o Pakistán, conservarán un lugar en el Consejo. Pero esos Estados son frecuentemente responsables de violaciones masivas de los derechos humanos.
En cambio, para excluir del Consejo a un país -a causa fundamentalmente de su falta de respeto a los derechos humanos- se necesita una mayoría de dos tercios, que es mucho más difícil de conseguir. Y, en el sistema de la ONU, las dictaduras saben establecer alianzas. Jugando con la solidaridad regional, política o religiosa, les resultará fácil reunir a un tercio de los Estados miembros tras ellas, y evitar así una exclusión humillante.
También resulta sorprendente el nuevo reparto de países miembros. Se han concedido dos escaños suplementarios a los grupos Asia (13 plazas) y Europa del Este (6), que incluyen en su seno a muchos estados particularmente poco respetuosos de los derechos humanos (Arabia Saudí, Belarús, Birmania, China, Corea del Norte, Irán, Laos, Maldivas, Nepal, Uzbekistán, Rusia, Siria, Turkmenistán, Vietnam, etc.). Por otra parte, el grupo Europa del Oeste y otros países, al que pertenece Canadá, dispondrá de siete escaños en lugar de los diez que tiene en la actual Comisión.
La libertad religiosa por delante, en detrimento de otros derechos humanos
En el preámbulo de la resolución que crea el Consejo de los Derechos Humanos no se menciona ninguno de esos derechos, con excepción de...la libertad religiosa. Ninguna mención, por ejemplo, al derecho a la vida, a la salud, a los derechos de las mujeres y los niños, a la libertad de expresión o de asociación. Resulta inaceptable que el texto fundador del Consejo apoye un derecho humano con más firmeza que los otros.
La noción de libertad de expresión no aparece. En cambio, se pide explícitamente a los medios de comunicación que promuevan la tolerancia y el respeto de las religiones y creencias. Una formulación que recuerda, si no nos equivocamos, a las que pueden leerse en las Constituciones o las leyes de prensa de los países musulmanes más represivos en este aspecto.
Esa semi-reforma es incluso preocupante en lo que referente a este último punto. Aunque el texto representa algunos progresos (el Consejo se reunirá durante más tiempo que la Comisión, por ejemplo), pensamos que deberían reabrirse las negociaciones. Naciones Unidas tiene que dar muestras de mayor firmeza frente a las reticencias de los Estados miembros. La observación del respeto de los derechos humanos es una de sus principales misiones. Nada justifica que se actúe con precipitación, corriendo el riesgo de privarse de una herramienta eficaz.
En 2003, Reporteros sin Fronteras publicó un informe titulado “Regateos, incompetencias y no-acción”, que detallaba las derivas y los fracasos de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En aquel momento, la organización propuso una reforma radical de esa estructura.
Para consultar el informe:
http://www.rsf.org/article.php3?id_article=7618