Conflicto de intereses en los medios de comunicatión : la anomalía italiana

Introducción Silvio Berlusconi es, a la vez, el jefe del poder ejecutivo y el hombre más rico del país. Los medios de comunicación son el centro de su imperio económico: es propietario de Mondadori, uno de los principales grupos de prensa y editoriales del país, y de Mediaset, que agrupa a tres canales privados de televisión. En tanto que Presidente del Consejo, también tiene una considerable capacidad de influencia sobre la RAI, la radiotelevisión pública italiana.
En varios países europeos existen grandes concentraciones de los medios de comunicación, como los grupos Bertelsmann y Kirch en Alemania, Murdoch en el Reino Unido, y también Vivendi en Francia. Pero, y es un caso único en Europa, Silvio Berlusconi acumula imperio mediático y poder político.
El conflicto entre los intereses privados de Silvio Berlusconi y sus funciones gubernamentales resulta particularmente evidente, y plantea algunos problemas en el terreno de los medios de comunicación. Desde 1994, cuando Silvio Berlusconi llegó por primera vez al poder, la resolución de su conflicto de intereses se presenta como un gran reto democrático para el país. Casi diez años más tarde, esta "anomalía italiana" suscita inquietud en la comunidad internacional.
Así, el Representante para la libertad de los medios de comunicación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Freimut Duve, ha denunciado en varias ocasiones la concentración de medios en manos del Presidente del Consejo. Según la OSCE, la situación italiana es un "desafío para la arquitectura constitucional europea" y, a la vez, un mal ejemplo para las democracias en vía de transición. También la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa considera que "el conflicto de intereses entre las funciones políticas que ejerce Berlusconi, y sus intereses privados en la economía y en los medios de comunicación, constituye una potencial amenaza para la libertad de expresión" (Informe sobre la libertad de expresión de los medios de comunicación en Europa, 14 de enero de 2003). Finalmente, la clasificación mundial de la libertad de prensa en 2002, de Reporteros sin Fronteras, atribuye a Italia el puesto 40 entre los 139 países examinados, entre otras cosas a causa del conflicto de intereses de Silvio Berlusconi.
Las repetidas injerencias del presidente del Consejo en la gestión de la RAI, en plena crisis institucional y de identidad, así como el despido de dos periodistas del servicio público, han llevado a Reporteros sin Fronteras a investigar, entre el 17 y el 24 de marzo de 2003, sobre las consecuencias del conflicto de intereses de Silvio Berlusconi en el pluralismo informativo en Italia. El irresuelto conflicto de intereses del "Señor Televisión" La cuestión de la resolución del conflicto de intereses de Silvio Berlusconi se plantea desde su entrada en la política. En un país en el que la televisión es el medio de comunicación preferido por la inmensa mayoría de los italianos, y la única fuente de información para el 9% de ellos (Informe CENSIS sobre Los italianos y los medios de comunicación, 2002), no faltó la influencia de los canales de Silvio Berlusconi durante la campaña electoral que condujo a su victoria, en 1994. Sin embargo, sus aliados se apresuran a señalar que perdió las elecciones de 1996, con el apoyo de las mismas televisiones. Ninguna de las personas cercanas a Silvio Berlusconi niega el conflicto y la necesidad de remediarlo, pero Fedele Confalonieri, presidente del grupo Fininvest, constata que "el conflicto es más potencial que real. Silvio Berlusconi no dio un golpe de Estado para acceder al poder, sus tres canales no son tanques ni armas de destrucción masiva". El empresario Silvio Berlusconi, especializado en la construcción y el sector inmobiliario, comenzó a levantar su imperio mediático en 1973, a través de su holding Fininvest. En 2003, la revista norteamericana Forbes estima en cerca de 5,5 millardos de euros la fortuna de Silvio Berlusconi. Es propietario del 84,7% de Fininvest, el resto de las acciones las tienen su hija Marina, vicepresidente de Fininvest y presidente de Mondadori, y su hijo, Piersilvio, vicepresidente de Mediaset. A través de este holding, dirigido por Fedele Confalonieri, las propiedades de Silvio Berlusconi se extienden a los terrenos financiero, cinematográfico, deportivo, y a la nueva economía. Pero el terreno de los medios de comunicación es el centro del imperio económico de Silvio Berlusconi, propietario del 48,2% del grupo Mediaset, que agrupa a los tres canales privados de televisión Canale 5, Italia I y Rete Quattro, y de su poderosa regía publicitaria, Publitalia 80. Aquel a quien hoy se conoce como "Sua Emittenza" posee también el 48% del grupo Mondadori, que controla el 31% de mercado de la edición y el 45% del mercado de los periódicos. Los grupos financieros estiman que Fininvest detenta, al día de hoy, entre el 12 y el 13% del mercado italiano de la comunicación. En 1994 se llevaron a cabo varios intentos de resolver el conflicto de intereses de Silvio Berlusconi por vía legislativa, pero quedaron interrumpidos con el cambio de gobierno, a finales de 1995. Hay que reconocer que la Izquierda, en el poder durante los cinco años siguientes, no pudo o no quiso dedicarse a la resolución de ese conflicto de intereses. En su campaña electoral de 2001, Silvio Berlusconi se comprometió a arreglar la cuestión, en los primeros cien días de su mandato en la presidencia del Consejo. El proyecto de ley sobre el conflicto de intereses, presentado el 4 de octubre de 2001 por el gobierno Berlusconi, continúa en discusión. Según ese texto, existe conflicto de intereses cuando un miembro del gobierno utiliza su función con fines personales, y a costa del interés general. El proyecto de ley prevé poner el conflicto de intereses en manos de la Autoridad Antitrust y de la Autoridad para la garantía de las Telecomunicaciones, órgano independiente encargado de controlar el respeto de las leyes del sistema audiovisual, y de garantizar una información correcta y plural. Esta institución, creada en 1997, rinde cuenta de su actividad al Parlamento, que es quien nombra a sus miembros. El proyecto de ley establece igualmente que la gestión de una empresa con fines lucrativos es incompatible con un cargo gubernamental. En cambio, mantiene que no existe conflicto de intereses cuando la gestión se confía a una tercera persona. Silvio Berlusconi no aparece en ninguno de los organigramas de sus propiedades, cuya gestión está en manos de su familia, o sus próximos (con excepción del equipo de fútbol "Milan", del que es presidente): por tanto, en su caso particular, no se da la cuestión del conflicto de intereses. Pero la fórmula del "blind trust", que consiste en confiar a un tercero la gestión "ciega" de su patrimonio, es inaplicable al patrimonio de Silvio Berlusconi que, por definición, conoce la naturaleza y los intereses de Fininvest, Mediaset y Publitalia. La distinción entre el administrador de los bienes y su propietario es por tanto, en el caso considerado, perfectamente ilusoria y, en ningún caso, podría ser una solución satisfactoria al conflicto de intereses del presidente del Consejo. ¿Cuáles son las amenazas para el pluralismo de la información? Mientras el debate sobre el conflicto de intereses causa estragos en la clase política, el Presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi dirigió, el 23 de julio de 2003 y por primera vez desde el comienzo de su mandato, tres años antes, un mensaje a los presidentes de las dos cámaras del Parlamento, enteramente dedicado a la libertad de los medios de comunicación. Saliendo de su habitual reserva, el Presidente afirmaba que el objetivo de la nueva legislatura debía ser "garantizar mejor, a través del pluralismo y la imparcialidad de la información, los derechos fundamentales de la oposición y de las minorías", y concluía su mensaje recordando que "no hay democracia sin pluralismo e imparcialidad en la información". Una prensa escrita libre y plural, pero debilitada por la hegemonía de la televisión
El mayor diario, Il Corriere della Sera (700.000ejemplares), es propiedad del grupo Rizzoli. Corriere della Sera (RCS), está dirigido por el industrial Cesare Romiti, de posturas notoriamente conservadoras. Pero el diario de referencia a menudo se sitúa en contra de la línea del gobierno, entre otros temas sobre el conflicto de intereses, la justicia y, más recientemente, la crisis de la RAI y la guerra de Irak.
El segundo gran diario del país, La Repubblica (650.000 ejemplares), propiedad de Carlo De Benedetti, es de centro-izquierda, lo mismo que el semanario del mismo grupo, L'Espresso. L'Unità, un diario que tira 70.000 ejemplares, está financiado por los "Demócratas de Izquierda" (DS), pero ha desarrollado una línea editorial independiente del partido de la oposición. El diario La Stampa (420.000 ejemplares), propiedad de la familia Agnelli, e Il Sole 24 Ore (415.000 ejemplares), propiedad de la Confederación General de la Industria (Cofindustria), pueden calificarse de "neutros".
En cambio, Il Giornale (230.000 ejemplares), propiedad del hermano de Silvio Berlusconi, Paolo Berlusconi, está abiertamente alineado con las posiciones del gobierno, lo mismo que el mayor semanario de actualidad, Panorama, propiedad del grupo Mondadori. Para Luciano Santilli, director adjunto de Panorama, las opciones editoriales del semanario se deciden con total autonomía: "Jamás hemos recibido una llamada de teléfono de Silvio Berlusconi. Es propietario de Mondadori, pero las opciones editoriales son de Panorama, que está en la misma posición desde hace muchos años". A los periódicos próximos a Silvio Berlusconi hay que añadir finalmente Il Foglio (10.000 ejemplares), propiedad de su esposa, Veronica Berlusconi. La prensa escrita ofrece pues una representación equilibrada del damero político italiano pero, sin embargo, padece las consecuencias económicas de la hegemonía de los medios audiovisuales y ese desequilibrio podría representar, al final, una amenaza para su independencia. La dimensión económica resulta fundamental para los grupos italianos de prensa, cuyos propietarios son, en su mayoría, industriales que tienen también intereses económicos en otros sectores (finanzas, automóvil, televisión).
Al contrario que en otros países europeos, cerca del 60% de las inversiones publicitarias italianas van a parar a la televisión, en detrimento de la prensa escrita, que se ve así privada de unos recursos esenciales. Roberto Zaccaria, ex presidente del Consejo de administración de la RAI, ha denunciado las frecuentes superaciones de los techos publicitarios, y ha deplorado que la Autoridad para las garantías de las Telecomunicaciones no lleve a cabo una vigilancia sistemática, que permitiría controlarlos y sancionarlos eficazmente.
El proyecto de ley del gobierno Berlusconi sobre las telecomunicaciones (ley "Gasparri"), actualmente en discusión, prevé permitir la posesión de intereses multimedia. Teóricamente, esta medida favorece a los mayores grupos de prensa, que hasta ahora no podían tener intereses en la televisión. Pero, en la práctica, y teniendo en cuenta la desproporción de medios financieros, solo Mediaset podrá hacer adquisiciones en la prensa, y no a la inversa. La directora del semanario L'Espresso, Daniela Hamaui, y el director de Il Corriere della Sera, Ferruccio De Bortoli, se han manifestado preocupados por la medida que, según ellos, debería ir acompañada, en un primer momento, de una cláusula de asimetría, impidiendo a los propietarios de las televisiones comprar los grupos de prensa.
Aunque el respeto del pluralismo en la prensa escrita no es ningún gran problema, sin embargo hay que dejar constancia de algunos casos de presiones en Il Corriere della Sera. Su director, Ferruccio De Bortoli declaró, el 22 de febrero de 2002, en una conferencia de redacción: "En el Corriere siempre hemos dicho y escrito lo que pensamos de la política del gobierno. Hemos hecho artículos de actualidad política sobre los proyectos de actualidad económica, y hemos dicho, alto y fuerte, lo que pensamos del conflicto de intereses del presidente del Consejo. Ha habido presiones. Mi impresión es que quieren una información vasalla".
Sobre el fondo de las deletéreas relaciones entre el poder político y la magistratura, Il Corriere della Sera publicó muchos artículos sobre el proceso en curso contra Silvio Berlusconi y Cesare Previti, diputado de Forza Italia, por "corrupción de magistrados", así como sobre el conflicto de intereses del presidente del Consejo, en materia de justicia. Las tensiones entre las personas cercanas a Silvio Berlusconi y el gran diario milanés aparecieron en el otoño de 2002, cuando Il Corriere della Sera publicó las fotocopias de las cuentas bancarias suizas, evidenciando una trasferencia de fondos de las cuentas de Fininvest a determinados magistrados, a través de la cuenta de Cesare Previti. Este, y también los abogados de Silvio Berlusconi, Niccolo Ghedini y Gaetano Pecorella, igualmente diputados de Forza Italia (el partido de Silvio Berlusconi), acusaron personalmente a los periodistas Gianantonio Stella, Giovanni Bianconi, Francesco Merlo, Paolo Biondani y Luigi Ferrarella porque, según ellos, no respetaban el principio de presunción de inocencia. El director del diario admite haber recibido varias llamadas de Paolo Bonaiuti, subsecretario de la presidencia del Consejo y portavoz de Silvio Berlusconi, reclamando el derecho de réplica para Cesare Previti, a lo que el periódico accedió en varias ocasiones.
Cesare Romiti, presidente de RCS Editori, y el difunto Giovanni Agnelli de la FIAT, uno de los principales accionistas del grupo HdP, sociedad que controla a RCS Editori, advirtieron a los accionistas contra cualquier atentado contra la independencia del periódico. En julio de 2002, Vincenzo Maranghi, ex administrador delegado de Mediobanca, uno de los accionistas de HdP, intentó en vano que Salvatore Ligresti, financiero siciliano cercano a Silvio Berlusconi, entrara en el paquete de accionistas de HdP. Esta intentona provocó una protesta generalizada por parte del diario, que vio en ello un intento de Silvio Berlusconi para hacerse progresivamente con el control de Il Corriere de la Sera.
Hoy, en el diario milanés prefieren minimizar la importancia de esos acontecimientos. Su director recuerda que Il Corriere della Sera siempre ha sido muy codiciado por los diferentes partidos en el poder, que han intentado influir en la línea editorial del periódico italiano de referencia. Para él, "en Italia está potencialmente amenazado el pluralismo, pero nosotros todavía trabajamos en buenas condiciones. Que se ejerzan presiones no es un escándalo. El escándalo es que los poderes económico, político y mediático estén en manos de una sola persona. La "success story" de Silvio Berlusconi es una hermosa aventura económica, que ha producido mucha riqueza en Italia. Pero, en una democracia moderna como la nuestra no puede haber tal conflicto de intereses. Ese es el mayor problema de la democracia italiana". Ezio Mauro, director de La Repubblica, comparte este análisis: "La democracia italiana no está en peligro. La prensa es libre, existe oposición. Pero el conflicto de intereses de Silvio Berlusconi es una grave anomalía. La ley sobre el conflicto de intereses es ridícula. ¿Ha elegido la política? Entonces que venda sus empresas". Un tercer polo informativo intenta emerger a duras penas, aplastado por los gigantes RAI y Mediaset.
En lo que se refiere a la televisión, la situación es mucho más problemática que en la prensa escrita. Desde su creación en 1954 la RAI está sometida a una fuerte politización, debida al tradicional fenómeno de la "lotizzazione", que consiste en dar un canal a cada una de las grandes corrientes políticas. Durante los primeros años de la RAI, la mayoría política la tenían los democristianos. Después, y a causa de la evolución política del país hacia el centro-izquierda y el desarrollo de la RAI, apareció la "lotizzazione" como una forma de garantizar el pluralismo del servicio público. RAI 1 se concedió a los democristianos; RAI 2, creada en 1961, a los socialistas, y RAI 3, creada en 1979, a los comunistas. Esa tradición se refleja también en el Consejo de administración de la RAI, compuesto de cinco miembros: tres miembros de la mayoría y dos de la oposición. Sin embargo, esa práctica ha creado una dependencia directa del servicio público con el poder político, así como una fuerte politización de los periodistas y los dirigentes de la RAI. Hoy, son muchos los que lamentan que se haya dado más peso y valor a su pertenencia política que a su competencia estrictamente profesional. Sin embargo, la orientación política de los informativos televisados parece relativamente equilibrada. En la RAI, el informativo más visto es el de RAI 1, cuya orientación política podría calificarse de "neutral". Después vienen el informativo de RAI 2, más pro-gubernamental, y el informativo de RAI 3, netamente inclinado a la izquierda. Por lo que se refiere a los canales del grupo Mediaset, Fedele Confalonieri reivindica la "primacía de la lógica comercial sobre la lógica política". "En Mediaset nos quedamos con los periodistas buenos, sean de izquierda o de derecha", afirma. El informativo televisado que tiene más audiencia, y de lejos, en el grupo es el de Canale 5. Está dirigido por Enrico Mentana, cercano a los socialistas en su juventud. Tras once años en la RAI, el canal berlusconiano reclutó al periodista para presentar un informativo televisado destinado a un público "ecuménico". Enrico Mentana afirma que su informativo está equilibrado políticamente. "Si no fuera así, el TG 5 no tendría tanta audiencia", indica. "A veces somos críticos con la línea del gobierno: por ejemplo, nos opusimos a la guerra de Irak. Jamás hemos silenciado un proceso o una investigación contra Silvio Berlusconi; yo mimo, un día, conseguí un scoop, al anunciar antes que nadie que estaba siendo investigado. Lo que amenaza al pluralismo informativo en Italia no es tanto un problema de libertad como un problema de conformismo".
El segundo informativo televisado, en términos de audiencia, es el de Italia 1, dirigido a un público joven, sin orientación política determinada. Finalmente, el informativo de Rete Quattro, dirigido por Emilio Fede, es abiertamente pro-Berlusconi. El periodista reconoce que Silvio Berlusconi es "más que un amigo, un hermano". Su oficina, decorada con fotografías del presidente del Consejo, y su informativo, que frecuentemente le dedica una parte importante y siempre benevolente, lo confirman sin ambigüedad. Pero precisa: "Yo soy social-demócrata, mi fidelidad a Silvio Berlusconi no es política sino amistosa, y no recibo ninguna consigna de su parte". Según él, "potencialmente existe un riesgo para el pluralismo informativo pero, por el momento, la balanza se inclina netamente hacia la izquierda". La única alternativa a Mediaset y a la RAI, La 7, ha apostado por la información. En su origen, La 7 era un proyecto ambicioso. Cuando, en agosto de 2000, Lorenzo Pellicioli, entonces presidente de Seat-Pagine Gialle, y Roberto Colaninno, que dirigía el grupo Telecom Italia, compraron Telemontecarlo a Vittorio Cecchi Gori, soñaban con crear el tercer polo de la televisión generalista, rompiendo la hegemonía de los gigantes Mediaset y RAI. Pero, en septiembre de 2001, el grupo Pirelli, dirigido por Marco Tronchetti Provera, compró Telecom Italia. Como el proyecto de La 7 se consideraba demasiado costoso y arriesgado, se rebajaron sus objetivos. Algunos de los nuevos miembros de La 7 llegaron de Mediaset, como Maurizio Costanzo, presentador estrella y productor de Canale 5, que intervino en tanto que consultor, a pesar de que "Costanzo Show" hacía directamente la competencia al "Fab Show", de Fabio Fazio, que finalmente se descartó en La 7. El periodista Giuliano Ferrara, director de Il Foglio, y cercando a Silvio Berlusconi, presenta programas en La 7.
Gad Lerner, director del informativo televisado de la primera versión de La 7 ahora es presentador de la revista de actualidad "L'Infedele" y estima que "es imposible discernir lo político de lo económico. Sin duda, si tuviéramos mucho éxito, algunos intentaría ponernos la zancadilla". Con seis horas de información diarias La 7 se ha convertido en una referencia en la materia, pero con una cobertura de solo el 83% del territorio, una audiencia media del 2,1%, y algunas puntas del 3% y el 4%, hoy es un enano frente a sus dos competidores. Muchos observadores piensan que la privatización de la RAI permitiría resolver el conflicto de intereses del presidente del Consejo, y garantizar más el pluralismo. Italia es el único país europeo que posee tres canales de servicio público y, por tanto, podría privatizar uno, o incluso dos. El proyecto de reforma del sistema audiovisual, presentado el 25 de septiembre de 2002, por el Ministro de Comunicaciones Gasparri, prevé una privatización progresiva de la RAI, pero los accionistas no podrían tener más del 1% de las partes, lo que dejaría el control en manos del Ministerio de Economía. En cuanto a Mediaset, el canal Rete Quattro debería trasmitir por satélite, de aquí a finales del año 2003, de acuerdo con las exigencias de una ley aprobada por la Izquierda en 1997. El proyecto de ley Gasparri también apuesta por la televisión digital terrestre que permitiría, de aquí a 2006, romper el duopolio RAI-Mediaset. Finalmente, la ley Gasparri prevé aumentar el techo publicitario, lo que solo contribuiría a aumentar la hegemonía de la RAI y de Mediaset, en la materia. Ambos grupos ya se reparten el 93% de las inversiones publicitarias en televisión; el 63% corresponde al agrupo Mediaset. En esas condiciones, la dificultad de acceso al mercado debería ser, durante mucho tiempo todavía, el principal obstáculo a la emergencia de nuevos operadores en el terreno audiovisual. Flagrantes delitos de injerencia en la crisis de la RAI Conforme a la tradición de la "lottizzazione" de la RAI (cf. II), la dirección no tiene más remedio que reflejar los equilibrios políticos del país. Los cinco miembros del Consejo de administración, entre ellos el Presidente, son nombrados por la Cámara de Diputados y el Senado, mientras que al Director general lo nombran, de consenso, el presidente del Consejo de administración de la RAI y el Ministro de Economía. El control de la televisión pública está en manos de una comisión parlamentaria. La imbricación entre la política y la televisión pública no data pues de la llegada de Silvio Berlusconi al poder. Sin embargo, el hecho de que el presidente del Consejo, que tiene un poder político importante sobre la RAI, sea también propietario de tres canales privados competidores, tiene consecuencias reales sobre la gestión de la televisión pública. Una crisis institucional agravada por el conflicto de intereses del presidente del Consejo
En noviembre de 2002, los dos miembros del Consejo de administración cercanos a la oposición, Luigi Zanda y Carmine Donzelli, dimitieron para protestar contra una serie de decisiones, consideradas incompatibles con los intereses de la RAI. El 22 de febrero de 2003, la dimisión de los dos últimos consejeros arrastró la caída del Consejo de administración, nombrado en marzo de 2002 para un mandato de dos años. Estaba compuesto por tres miembros cercanos a la mayoría, y entre ellos el Presidente, Antonio Baldassarre, y dos consejeros cercanos a la oposición. El director de entonces de la RAI, Agostino Saccà, era una persona cercana a Silvio Berlusconi, que declaró públicamente que tanto él, como toda su familia, votaban a Forza Italia. Además, algunos periodistas de la RAI lamentaron el nombramiento de personas cercanas a Silvio Berlusconi, para otros puestos importantes menos visibles, como el de Deborah Bergamini, una ex colaboradora muy próxima a Silvio Berlusconi, convertida en directora adjunta del servicio encargado de las estrategias de marketing del servicio público. En su carta de dimisión, dirigida a los presidentes de las dos cámaras del Parlamento, Luigi Zanda, ex consejero cercano a la oposición, denunciaba la falta de pluralismo, la mediocridad de los programas, una situación financiera agravada, "la uniformidad de los programas con los de la competencia" y "el injustificado alejamiento de profesionales de gran valor". La carta de dimisión de Carmine Donzelli cuestiona personalmente al presidente del Consejo de administración, Antonio Baldassarre, y al Director general de la RAI, Agostino Saccà, que tienen "la responsabilidad de una gestión que ahora corre el peligro de comprometer la fuerza de la RAI, su capacidad económica y productiva y su imagen de empresa encargada del delicado deber de ofrecer un servicio público, y de proteger la democracia y el pluralismo". Carmine Donzelli afirmó, a Reporteros sin Fronteras, que "la crisis de la RAI es más antigua que la llegada de Silvio Berlusconi al poder. Pero él no hace nada para remediarla. En su gestión diaria de la empresa, el Presidente y el Director general han seguido órdenes de Berlusconi. Ha intervenido sistemáticamente en todas las decisiones de la RAI. Durante un año, hubo una ocupación permanente". Los rechazos que generó el proceso de nombramiento del nuevo presidente del Consejo de administración, agravaron aun más la crisis. El 7 de marzo, Paolo Mieli, ex director de Il Corriere della Sera y director editorial del grupo de prensa RCS, cercano a la oposición, fue nombrado presidente del Consejo de administración, compuesto por cuatro consejeros cercanos a la coalición gubernamental, pero no señalados políticamente. Para la oposición, esta personalidad representaba al Presidente "en las garantías" que había reclamado con fuerza. Pero Paolo Mieli había puesto algunas condiciones, y entre ellas el derecho a opinar sobre el nombramiento del Director general, y el regreso de Michele Santoro y Enzo Biagi, dos periodistas despedidos de la RAI. A sus ojos, esas condiciones eran un test para medir el grado de autonomía que le concedían en su misión. Frente a la indignación de la Liga del Norte y de algunos miembros de Forza Italia, y tras el rechazo de las condiciones que impuso, Paolo Mieli renunció al puesto, antes incluso de haber asumido sus funciones. En contra de la norma en vigor, Lucia Annunziata, que se convirtió en presidenta del Consejo de administración el 14 de marzo de 2003, no tuvo voz en el capítulo relativo al nombramiento de Flavio Cattaneo, próximo a la coalición gubernamental, para el puesto de Director general, el 27 de marzo de 2003. El proceso de nombramiento del Consejo de administración estuvo marcado por una injerencia sin precedente, por parte del presidente del Consejo, que provocó la reprobación del Parlamento y escandalizó a la oposición. En efecto, el mismo día de la dimisión del Consejo de administración, Silvio Berlusconi reunió en su domicilio a todos los líderes de los partidos de su coalición, para hablar de la composición del nuevo Consejo. Posteriormente, el presentador estrella Maurizio Costanzo mencionó cinco nombres propuestos por la coalición, en su talk show, muy popular, en el canal berlusconiano Canale 5. Anatema de dos periodistas estrella de la RAI
El 9 de febrero de 2002, en Cáceres, España, Silvio Berlusconi declaró que la RAI había "atentado contra la democracia" en las últimas elecciones, y denunció "la ofensiva de la RAI de Zaccaria con sus Travaglio([Marco Travaglio, periodista de La Repubblica, estuvo invitado por el humorista Daniele Luttazzi en RAI 2, dos meses antes de las elecciones, parapresentarsu libro "Elolor del dinero",queda cuenta de los embrollosjudiciales de SilvioBerlusconi.Apartir de su nombramiento, en abril de 2002, el nuevo director general de la RAI, Agostino Saccà, cesó a Carlo Freccero del puesto de director de RAI 2.)], sus Santoro, sus Biagi, con toda esa falsa sátira que solo intenta demoler la imagen del líder de la oposición". El 5 de abril de 2002, durante el congreso del partido Alleanza Nazionale, en Boloña, anunció que "en la futura RAI no habrá Santoros, ni Biagis, ni Luttazzis de centro-derecha, que ataquen a la Izquierda. No utilizaremos de forma criminal la televisión pública, pagada con el dinero de todos". El 18 de abril de 2002, tras el nombramiento del nuevo director de la RAI, Silvio Berlusconi reiteró sus acusaciones, con ocasión de una visita oficial a Sofia, en Bulgaria: "Santoro, Biagi y Luttazzi han hecho un uso criminal de la televisión pública, pagada con el dinero de todos; yo creo que es un deber de la nueva dirección de la RAI no permitir que vuelva a ocurrir esto". Esos ataques repetidos no son pues resultado de un exceso de lenguaje puntual, por parte del presidente del Consejo, como pretenden sus defensores. Enzo Biagi, de 82 años, es el decano de los periodistas italianos y respetado por toda la profesión. Periodista desde 1941, colaborador de La Stampa, La Repubblica, Il Corriere della Sera y Panorama, periodista en la RAI desde 1961, Enzo Biagi presentaba, desde 1995, el programa "Il Fatto" en RAI 1, muy apreciado por los telespectadores. En él presentaba a personalidades y comentaba la actualidad durante cinco minutos cada noche, tras el informativo televisado, dando frecuentemente la palabra a los opositores al gobierno. El 13 de mayo de 2001, en víspera de las elecciones legislativas, Enzo Biagi invitó al comediante y realizador Roberto Begnini, personalidad de la izquierda, que hizo una sátira del candidato Silvio Berlusconi. El presidente del Consejo no le ha personado nunca al periodista que, según él, intentara deliberadamente cambiar el voto de sus electores. En uno de sus programas, Enzo Biagi se dirigió al presidente del Consejo: "¿Cuál es mi crimen? ¿Violación, asesinato, giro, robo, incitación a la delincuencia, falsificación o difamación? (...) Estoy convencido de que todavía hay lugar para la libertad de prensa en nuestra República (...) Señor presidente Berlusconi, no es usted quien tiene que despedirme". Un sondeo (ABACUS), del 24 de mayo de 2002, revelaba que el 83% de los telespectadores consideraban que el programa de Enzo Biagi les ayudaba a reflexionar sobre la actualidad. Pero la dirección de la RAI pensaba de otra manera: "Il Fatto" fue suprimido de la parrilla de programación en junio de 2002.
El programa "Sciuscià", de Michele Santoro, corrió la misma suerte. Michele Santoro, presentador de diferentes magazines de actualidad en la RAI, entre 1986 y 2002, con un paso por Mediaset de 1996 a 1999, no se privaba de criticar abiertamente a Silvio Berlusconi en sus programas. Dirigía con ironía e impertinencia el programa de información y opinión "Sciuscià", en RAI 2. Su presentación de "Sciuscià edición extraordinaria", sobre "el caso Biagi", y el del 17 de julio de 2002 sobre la sequía en Sicilia, le valieron a Michele Santoro cuatro días de suspensión, a título de sanción disciplinaria. La dirección de la RAI estimó que había violado las reglas "de imparcialidad, corrección y objetividad" del servicio público. En el programa del 24 de mayo de 2002 sobre el caso Biagi, que implícitamente reenviaba al caso del propio Michele Santoro, el presentador no defendió a la RAI cuando un invitado, Maurizio Costanzo, declaró: "Me parece que en Mediaset somos más libres que vosotros en la RAI". Michele Santoro también refutó el principio de que el periodista debe ser imparcial, estimando que su papel no era de árbitro. El programa, que tenía un 18% de audiencia, no reapareció en la parrilla de programación del otoño de 2002. Fue reemplazado por el programa de diversión "Destino Sanremo", que consigue una media del 7% de audiencia. La constatación no admite recurso: los dos periodistas fustigados por el presidente del Consejo fueron descartados por la dirección de la RAI. Los periodistas cercanos a la oposición no encuentran palabras lo suficientemente duras para denunciar lo que consideran un abuso de poder, flagrante e inaceptable, por parte de un presidente del Consejo. Algunos, como el propio Michele Santoro, hablan de una "vuelta del fascismo". En cuanto a los que están cerca de Silvio Berlusconi, no reconocen la relación directa entre la declaración de Sofia y el alejamiento de los periodistas, con la notable excepción de Roberto Papetti, director adjunto de Il Giornale, quien lamenta lo que considera como una "evidencia". Luciano Santilli, director adjunto de Panorama, estima que el alejamiento de los periodistas no es "el resultado de una decisión tomada directamente por Silvio Berlusconi, sino de una interpretación de su discurso en Sofia". Sobre el fondo de las críticas dirigidas por el presidente del Consejo a los periodistas, Luciano Santilli insiste en la necesidad de distinguir entre Enzo Biagi y Michele Santoro: "Biagi es un gran periodista, es una pena eliminar de la televisión a un profesional tan grande. Santoro es diferente. Es un demagogo que no respeta los principios deontológicos". Incluso Emilio Fede, el periodista más devoto de Silvio Berlusconi, afirma haber propuesto a Enzo Biagi que fuera a trabajar con él a Mediaset, y precisa: "Berlusconi nunca me llamó para pedirme que no lo hiciera". Tan solo Fedele Confalonieri manifestó un apoyo total a las declaraciones de Berlusconi sobre Enzo Biagi y Michele Santoro: "Lo que dijo es simplemente la verdad. En vísperas de las elecciones legislativas, se utilizó el servicio público contra el candidato Silvio Berlusconi. Enzo Biagi llevó a Roberto Begnini y a Indro Montanelli([Indro Montanelli es el fundador de Il Giornale, que dirigió hasta la entrada en política de su propietario de entonces, Silvio Berlusconi. Negándose a que su periódico se convirtiera en el órgano político de Forza Italia, abandonó Il Giornale para fundar el diario La Voce, muy crítico con Silvio Berlusconi.)], para que expresaran opiniones en contra de Silvio Berlusconi, sin posibilidad de respuesta. Michele Santoro presentó talk shows considerados parciales por la Autoridad para las garantías de las Telecomunicaciones, que le puso una multa de 200 millones de liras" (103.000 euros). La RAI pierde velocidad y credibilidad
La media de audiencia de los tres canales está bajando, con un 45,71% desde el comienzo de 2003, frente al 49,24% de 2000, y tienen un déficit que está previsto que se eleve a 190 millones de euros en 2003. El servicio público disfruta del canon y de la publicidad, pero ésta va a parar, en más de un 60%, al grupo Mediaset, que consigue una audiencia del 43,71%. Es imposible demostrar la supuesta voluntad de Silvio Berlusconi, y de quienes están cerca de él, para desfavorecer a la RAI en relación con su grupo competidor. Pero el hecho es que, este año y por primera vez, los canales berlusconianos han rebasado a la RAI en prime time.
Privado de "Sciuscià", RAI 2 se ha visto rebasado, en términos de audiencia, por el canal Italia 1, del grupo Mediaset. La negativa de la RAI a transmitir en directo la manifestación a favor de la paz, que reunió a varios millones de personas en Roma, el 15 de febrero de 2003, muchos periodistas la vivieron como una decisión de carácter político, muy nefasta para la audiencia y la imagen del servicio público. Con la misma lógica, la oposición estima que la decisión tomada en marzo de 2003, de deslocalizar RAI 2 en Milán, es una concesión política a la Liga del Norte (partido de la coalición de Silvio Berlusconi), que empobrecerá a la cadena, dándole una fuerte connotación regional. Según Luigi Zanda, "Mediaset se ha vuelto más dinámico, más agresivo y más fuerte que la RAI". Pero, para Fedele Confalonieri, Mediaset no tiene ningún interés en que la RAI se debilite: "Nuestro interés es que la RAI sea un producto de calidad, y que nosotros seamos aún mejores". En el panel ocupado por "Il Fatto" y "Sciuscià", solo RAI 3 conserva programas atractivos, como "Ballaró" y "Blob". El director de RAI 3, Paolo Ruffini, reconoce que ahora su canal es como una "reserva india" para los periodistas críticos con el gobierno: "RAI 3 ha hecho de la libertad su carácter distintivo". Paolo Ruffini propuso, en varias ocasiones, a la dirección de la RAI contratar a Michele Santoro en su canal, y mostró la misma disponibilidad con Enzo Biagi, sin ningún éxito.
No es la primera vez que Paolo Ruffini se enfrenta a su dirección. El 8 de octubre de 2002, Agostino Saccà, ex director de la RAI, se negó a que se emitiera el tercer episodio de una serie del programa satítrico "Blob", dedicado a Silvio Berlusconi. Para Paolo Ruffini "fue una censura". Conclusión
Aunque anteriores a la llegada de Silvio Berlusconi al gobierno, las estrechas relaciones entre la política, la economía y los medios de comunicación, son una característica italiana que nunca ha impedido a la prensa disfrutar de gran libertad. Pero la concentración del poder político y el poder catódico en manos de una sola persona, es una configuración inédita. Aunque esta situación no cuestiona directamente el pluralismo informativo, especialmente en la prensa escrita, sí constituye, en cambio, una amenaza real para la autonomía de la televisión pública. La intervención de Silvio Berlusconi en el nombramiento del nuevo Consejo de administración de la RAI, despreciando las reglas constitucionales, y sus vitriólicas declaraciones contra los periodistas del servicio público, son inaceptables e ilegítimas, teniendo en cuenta las funciones que ejerce. Su conflicto de intereses se manifiesta raramente de manera tan evidente pero, aunque solo sea para terminar con el clima deletéreo y las sospechas que engendra, es indispensable aportar una solución, eficaz y definitiva.
El 2 de abril de 2003 los diputados aprobaron una enmienda, limitando a dos el número de canales de televisión que puede poseer un grupo privado, y prohibiendo a una sola persona poseer a la vez televisiones y periódicos. Esa enmienda al proyecto de reforma del sistema audiovisual, propuesta por el gobierno de Silvio Berlusconi, es un revés inesperado para el presidente del Consejo, y representa un avance decisivo para el pluralismo informativo en Italia. Pero el texto, votado en ausencia de una gran parte de los miembros de la coalición gubernamental, todavía tiene que ser aprobado en el Senado, donde la oposición también es minoritaria. Recomendaciones La fórmula del "blind trust", propuesta por el gobierno para resolver el conflicto de intereses de Silvio Berlusconi, no resulta ni satisfactoria ni creíble. Reporteros sin Fronteras pide al Parlamento italiano que busque, con prioridad, una solución eficaz y apropiada al conflicto de intereses del presidente del Consejo, en el terreno de los medios de comunicación. A fortiori, a causa de la particular posición que ocupa en el terreno de los medios de comunicación, Reporteros sin Fronteras pide a Silvio Berlusconi que se abstenga de cualquier forma de injerencia, en la gestión de la RAI. Teniendo en cuenta las legítimas dudas que pesan sobre los motivos de sus despidos, y de acuerdo con la decisión del Tribunal de Roma (de 9 de diciembre de 29002) sobre el caso de Michele Santoro, Reporteros sin Fronteras pide a la dirección de la RAI que recupere, en el plazo más breve posible, a Enzo Biagi, Michele Santoro y a sus colaboradores. Dado el riesgo que existe de que esta situación se reproduzca en otros países europeos, Reporteros sin Fronteras recomienda a la Comisión Europea que examine las consecuencias del conflicto de intereses de Silvio Berlusconi sobre el pluralismo de los medios de comunicación, en el marco de la elaboración de su Libro Verde sobre la concentración de los medios. Agradecimientos BOSIO Luciano, director general adjunto de Carat Expert
COLOMBO Furio, director de L'Unità
CONFALONIERI Fedele, Presidente de Fininvest
COSTANZO Maurizio, Canale 5
DE BORTOLI Ferruccio, director de Il Corriere della Sera
DEL BOCA Lorenzo, Presidente del la Orden Nacional de Periodistas
DONZELLI Carmine, ex miembro del Consejo de administración de la RAI
FEDE Emilio, Rete Quattro
FIENGO Raffaele, Il Corriere della Sera
FLORIS Giovanni, RAI 3
FRECCERO Carlo, RAI 2
GRASSI Rodolfo, Il Corriere della Sera
HAMAUI Daniela, directora de L'Espresso
IACONA Riccardo, RAI 2
LERNER Gad, La 7
MAURO Ezio, director de La Repubblica
MENTANA Enrico, Canale 5
NATALE Roberto, secretario general de Usigrai
PAPETTI Roberto, director adjunto de Il Giornale
PUCCI Cesare, secretario general del Singrai
RENZONI Paolo, director adjunto de RAI 2
RUFFINI Paolo, director de RAI 3
RUOTOLO Guido, RAI 2
SANTILLI Luciano, director adjunto de Panorama
SERVENTI LONGHI Paolo, Secretario general de la Federación Nacional de la Prensa Italiana
TRAVAGLIO Marco, L'Espresso, Micromega, L'Unità
ZACCARIA Roberto, ex presidente del Consejo de administración de la RAI
ZANDA Luigi, ex miembro del Consejo de administración de la RAI
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Updated on 20.01.2016