En vísperas del encuentro del 31 de enero, en el curso del cual abordarán las cuestiones de las relaciones con Cuba, Reporteros sin Fronteras pide a los 25 Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) que "se mantenga la política de apoyo a la disidencia cubana, e incluso se profundice en ella".
Señor Ministro,
Tras la liberación de catorce disidentes en 2004, y la reciente decisión de las autoridades cubanas de restablecer las relaciones con los países de la Unión Europea (UE), el próximo 31 de enero usted debe pronunciarse, junto con sus homólogos de los otros veinticuatro países miembros, acerca de la revisión de las medidas relativas a Cuba, adoptadas en junio de 2003. Con este motivo, Reporteros sin Fronteras quiere llamar su atención sobre la ausencia de progresos sensibles en materia de respeto a la libertad de prensa en el país, y le ruega que se posicione para que se mantenga la política de apoyo a la disidencia, e incluso se profundice en ella.
Naturalmente, hace unas semanas nuestra organización se felicitó por la liberación de Raúl Rivero, y de otros tres periodistas. Sin embargo, veintidós colegas suyos permanecen encarcelados, lo que hace de Cuba la mayor cárcel de periodistas del mundo, después de China (26 detenidos).
En junio de 2003, los Estados miembros de la UE denunciaron las "malas condiciones de detención" de los presos políticos, y se manifestaron preocupados por su salud. Cerca de dos años después de su detención, esas condiciones no han cambiado y el estado de salud de los periodistas encarcelados es preocupante. Detenido en Pinar del Río (Oeste), recientemente Normando Hernández González ha sido trasladado a un hospital, cuando una revisión reveló que padece tuberculosis. Los colegas que continúan en libertad tienen prohibido publicar en el país, y padecen un acoso constante destinado a obligarles a exiliarse.
Para conseguir que sus voces pudieran oírse, los Estados miembros de la Unión Europea decidieron reducir la cooperación con las autoridades cubanas, limitar las visitas gubernamentales de alto nivel, efectuadas en el marco bilateral, reducir la importancia de la participación de los Estados miembros en las ceremonias culturales e invitar a los disidentes cubanos a las ceremonias organizadas con ocasión de sus fiestas nacionales.
Cuando la Comisión de la Unión Europea para América Latina (COLAT) preconiza la suspensión de estas medidas, Reporteros sin Fronteras, por el contrario, hace un llamamiento para que se mantengan, e incluso se refuercen. En primer lugar porque esas medidas, y en particular las invitaciones a las ceremonias nacionales, permiten a los disidentes salirse de la confrontación Cuba/Estados Unidos en que intenta encerrarles el poder del presidente Castro.
Después porque, en el marco del diálogo político, La Habana nunca ha hecho concesiones en materia de respeto de los derechos humanos, y de pluralismo político. El gobierno cubano no da hoy ninguna señal para pensar que el restablecimiento del diálogo permitiría avances significativos en estos terrenos. Hay que recordar que nunca fue más profundo el diálogo, entre la Unión Europea y Cuba, que en los meses anteriores a la "primavera negra" de marzo de 2003. En aquel momento, Cuba estaba a punto de beneficiarse de los acuerdos de Cotonú.
Por otra parte, el anuncio efectuado por el gobierno cubano, de la normalización de relaciones entre la UE y Cuba, no es en absoluto una concesión, ya que la ruptura se llevó a cabo por iniciativa suya, en represalia por las medidas adoptadas por la UE.
La Unión Europea ya no puede contentarse con denunciar los encarcelamientos de presos políticos, ahora debe reforzar su apoyo a los demócratas que, en Cuba, luchan para que se reconozcan y respeten las libertades fundamentales y el multipartidismo. Como ha ocurrido en los antiguos países del bloque soviético, convertidos hoy en miembros de la UE, el porvenir del país dependerá mañana del vigor de la sociedad civil. Sin cerrar la puerta a las autoridades cubanas, para el momento en que den auténticos signos de apertura al diálogo (tales como el fin del monopolio estatal de la información), la Unión Europea tiene que desarrollar programas de cooperación destinados a la disidencia.
Por todo esto, Reporteros sin Fronteras espera que usted se pronuncie por el mantenimiento de las medidas adoptadas tras la oleada de detenciones de marzo de 2003, y recomiende apoyar más activamente a los demócratas, y a la sociedad civil hoy reprimida.
Convencido de que no permanecerá insensible a nuestro llamamiento le ruego, Señor Ministro, acepte la expresión de mi mayor consideración.
Robert Ménard
Secretario general