Carta abierta a Jacques Rogge, Presidente del Comité Olímpico Internacional

Excmo. Sr. D. Jacques Rogge Presidente Comité Olímpico Internacional Lausana - Suiza París, 29 de noviembre 2007 Señor Presidente, De China nos llegan noticias extremadamente preocupantes, acerca de la forma en que las autoridades preparan la llegada de decenas de miles de profesionales de los medios de comunicación extranjeros, para los Juegos Olímpicos de Pekín. Cada vez resulta más claro que los organizadores, y el aparato de seguridad chino, han decidido controlar muy de cerca a los periodistas, antes y durante los Juegos Olímpicos. Así, las autoridades han explicado que tienen intención de “fichar” a los representantes de la prensa, y que se reservan el derecho de rechazar a los reporteros, aunque estén acreditados por sus respectivos Comités Olímpicos nacionales. Usted sabe que los organizadores de Pekín 200 han anunciado que van a efectuar investigaciones sobre la identidad de todos los periodistas extranjeros acreditados. Justificando dicha decisión en el hecho de que los periodistas pueden representar una amenaza, o ser potenciales terroristas, Yang Minghui, adjunto al responsable de la oficina de acreditaciones de los JJOO, ha dicho: “Si no consiguen un resultado satisfactorio en las pruebas se rechazará su demanda de acreditación, y el proceso no llegará más lejos”. Y ha precisado: “El objetivo es eliminar a las personas que planteen problemas para la seguridad de los Juegos”. En el pasado, otras ciudades olímpicos crearon ficheros de periodistas, pero lo hicieron para responder a imperativos de la organización y sin amenazar nunca con negar la entrada, por razones que, nadie lo duda, en el caso de Pekín son de hecho políticas. Este anuncio viene a sumarse al de la Administración General de Prensa y Publicaciones (GAPP), que va a fichar a cerca de treinta mil profesionales de los medios, acreditados para los Juegos Olímpicos. Según el responsable del mencionado organismo estatal, se trata de identificar a los “falsos periodistas” y ayudar a los responsables chinos a responder a las entrevistas. Pero el gobierno no ha precisado qué tipo de informaciones se van a recoger. A lo largo de los últimos meses se han filtrado en la prensa diferentes informaciones acerca de las instrucciones dadas por la seguridad pública y la Seguridad del Estado encargadas de identificar, en China y en el extranjero, a los grupos susceptibles de manifestarse durante los JJOO. A los periodistas podría alcanzarles esa vigilancia preventiva. Y se puede temer que impidan la entrada en suelo chino a cientos de personas. Reporteros sin Fronteras se felicitó, en enero pasado, por la adopción de nuevas medidas para la prensa extranjera. Once meses después, el balance resulta negativo. Aunque es cierto que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha llevado a cabo algunos esfuerzos para acudir en ayuda de periodistas extranjeros detenidos o agredidos, nosotros conocemos más de cincuenta casos que ponen claramente de manifiesto que las autoridades no respetan esas nuevas reglas. Y así, muy recientemente, Barbara Lüthi, corresponsal en Pekín del canal suizo Schweizer Fernsehen, y su camarógrafa de nacionalidad china, fueron golpeadas y retenidas durante siete horas por las autoridades de Shengyu, en la provincia de Hebei. Estaban investigando sobre la ciudad, donde en 2005 mataron a varios habitantes. En el transcurso de los últimos meses, en esa ciudad situada cerca de Pekín han impedido trabajar al menos a cinco periodistas extranjeros. Una pareja de fotógrafos suizos, Mathias Braschler y Monika Fischer, estuvieron recientemente detenidos durante tres horas en Wchang, en la provincia de Hubei, cuando realizaban un reportaje sobre algunos habitantes, que habían sido amenazados y tratados brutalmente en un conflicto por unas tierras. Más grave aun, los periodistas y disidentes chinos siguen siendo víctimas de la represión. Así el ciberdisidente Yang Maodon, más conocido por el pseudónimo Guo Feixiong, fue condenado a mediados de noviembre a cinco años de cárcel y una multa grave, por publicar sin autorización un libro de investigación. En el pasado mes de agosto, el ciberdisidente y blogger He Weihua fue internado a la fuerza en un hospital psiquiátrico de Hunan. Unos familiares, preguntados por Reporteros sin Fronteras, han negado que He Weihua padezca ninguna enfermedad mental. Según ellos, la decisión tiene que ver con los artículos publicados en su blog www.boxun.com/hero/hewh/.En total, en China está detenido un centenar de periodistas, internautas y defensores de los derechos humanos. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos constatan un refuerzo de la represión política. Según la Fundación Dui Hua, en 2007 se ha duplicado el número de procesos abiertos por “poner en peligro la seguridad del Estado”, en relación con 2006. Citando estadísticas oficiales, la organización observa que, sobre la base de esa acusación, han detenido a no menos de seiscientas personas. Como usted sabe, la represión alcanza también a quienes intentan sacar del país testimonios sobre la represión política. El Tribunal intermediario de Kardze (provincia de Sichuán, fronteriza con Tibet), acaba de condenar a tres tibetanos a penas de cárcel de tres a diez años, por “espionaje por cuenta de organizaciones extranjeras, poniendo en peligro la seguridad del Estado”. Habían enviado al extranjero algunas fotos de las manifestaciones de nómadas tibetanos, que tuvieron lugar a principios de agosto de 2007. También lamentamos que la preparación de los Juegos Olímpicos se esté llevando a cabo en un contexto de propaganda y exaltación nacionalista, que a veces adquiere matices inquietantes. Así, el 19 de noviembre de 2007, el periódico gubernamental Huanqiu Shibao (Global Times) atacó a los medios de comunicación extranjeros que “difunden rumores para desestabilizar al gobierno”, citando entre otros al Washington Post, The Inernational Herald Tribune, Die Welt, Associated Press o Voice of America. Ese periódico denuncia “el ensañamiento de organizaciones que lanzan prejuicios”, lo que entre otras va dirigido a Reporteros sin Fronteras. Igualmente, en el trascurso del último mes, el Departamento de Propaganda ha dirigido a los responsables de los principales medios de comunicación chinos una orden escrita relativa a los Juegos Olímpicos. Entre otras cosas, el Departamento ha pedido a los medios que eviten los reportajes “negativos” sobre la contaminación del aire, las relaciones con Taiwán respecto al recorrido de la antorcha olímpica, y los problemas sanitarios. Mientras que se esperaba que antes de los JJOO los medios de comunicación extranjeros pudieran acceder mejor al mercado chino, el gobierno mantiene el monopolio de la venta de información a los medios chinos, privando así a de potenciales clientes a las agencias internacionales. El gobierno de Pekín, interpelado el 12 de noviembre ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la Unión Europea, Canadá, Japón y Estados Unidos, aseguró que no ha firmado ninguna disposición que le obligue a liberalizar el mercado de la información económica. Como reacción, en septiembre de 2006, al refuerzo de ese control por la agencia oficial Xinhua, calificamos a la mencionada agencia de predador de la libertad de empresa, y de la libertad de informar. Señor Rogge, no es la primera vez que le escribimos para pedirle que hable con voz fuerte y actúe en favor de la libertad de prensa en China. Usted nunca nos ha contestado directamente, dejando que sean otros miembros del COI quienes nos expliquen que vuestra organización no se ocupa de política. Es cierto que en Lausana nos hemos entrevistado con responsables de vuestra organización, pero eso no ha supuesto que se adoptaran medidas concretas para la prensa. El COI no cesa de felicitarse por los progresos de las obras de infraestructura de Pekín 2008. En cambio, la organización que usted dirige no hace ninguna declaración pública de preocupación por la falta de libertad de expresión, que va a perjudicar el trabajo de la prensa y la necesaria trasparencia de la fiesta olímpica. Señor Rogge, desgraciadamente su silencio hace que sean posibles todos esos patinazos. Y nosotros seguimos pensando que el COI debe hacer todo lo que pueda para tener un peso en la política de los organizadores de Pekín 2008, en relación con los periodistas, tanto chinos como extranjeros. Una renuncia en este punto crucial significaría un fracaso histórico para el movimiento olímpico. En espera de su respuesta le ruego, Señor Presidente, reciba la expresión de mi mayor consideración. Robert Ménard Secretario general
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Updated on 20.01.2016