"Cada vez más lejos, Cada vez más rápido, Cada vez más alto": dos años antes de la apertura de los JJOO de Pekín se intensifica la represión a la prensa
A dos años de la apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín, Reporteros sin Fronteras hace un llamamiento a las instituciones olímpicas, y a las organizaciones de periodistas, para que presionen a las autoridades chinas con el fin de mejorar la situación de la prensa en el país. La organización recuerda que se está intensificando la represión a los periodistas y teme que esa situación se aplique igualmente a los periodistas extranjeros que lleguen para cubrir los juegos.
Dentro de dos años exactamente, el 8 de agosto de 2008, deberían comenzar los Juegos Olímpicos en Pekín. A pesar de las promesas de las autoridades chinas, ni el Comité Organizador Chino (BOCOG), ni el Comité Olímpico Internacional (CIO), pueden proporcionar garantías de que los miles de periodistas que cubrirán el acontecimiento vayan a disfrutar libertad de movimientos, ni de tono.
Reporteros sin Fronteras está indignada por el hecho de que, a 730 días de la apertura de los Juegos de Pekín, las autoridades chinas puedan continuar con su represión ante el silencio prácticamente absoluto del CIO y de los Comités olímpicos nacionales. Parece que nada consigue hacer reaccionar a las instituciones olímpicas, ni siquiera las restricciones a la prensa extranjera.
"Este silencio permite a las autoridades de Pekín continuar sin vergüenza con las violaciones masivas de los derechos humanos. Manchada ya por la corrupción, la preparación de estos Juegos está marcada por una represión de las voces disidentes, oficialmente justificada en la necesidad de llevar a cabo unos Juegos seguros", ha declarado la organización. Por otra parte, Reporteros sin fronteras teme que posteriormente se utilice para la represión todo el material de vigilancia y de mantenimiento del orden, comprado por China a empresas norteamericanas, israelíes o francesas para garantizar la seguridad de los JJOO.
En este contexto de preparación de los Juegos de 2008, el gobierno chino ha creado todo un arsenal jurídico que impone a los periodistas, animadores de sitios de Internet y bloggers, una censura muy estricta del contenido de su información. Nada garantiza por tanto que el público, de los Juegos Olímpicos de Pekín, tanto chino como internacional, vaya a estar libre y objetivamente informado.
Por ejemplo, las reglamentaciones actuales, reforzadas por la Administración del Estado en abril de 2006, para la radio, las películas y la televisión (SARFT), prohíben a los medios de comunicación chinos utilizar sin autorización oficial las imágenes de las agencias extranjeras de prensa. ¿Cómo evitar entonces que los medios de comunicación chinos desinformen, antes y durante los Juegos Olímpicos?
Podrían repetirse en Pekín los tristemente célebres escenarios de Berlín 1936 y Moscú 1980.
"Cada vez más lejos"
Las prolongadas detenciones de los periodistas Zhao Yan, colaborador del New York Times, y Ching Cheong, corresponsal del diario Straits Times, han demostrado que la represión no se limitaba únicamente a los periodistas de la prensa china. Los medios de comunicación extranjeros, en el momento en que molestan al gobierno de Pekín, se sitúan en el punto de mira de las autoridades.
El sistema de control policial no ha dejado nunca de ejercerse sobre la prensa extranjera, destinada o de paso por la China Popular. La vigilancia, y especialmente las escuchas telefónicas, es bien conocida por todos. Pero podía esperarse que China respetara su compromiso con el CIO de garantizar la libertad de movimientos de la prensa. Sin embargo, no es éste el caso.
"En ningún otro gran país existe tanto control sobre los periodistas extranjeros", afirma Jonathan Watts, uno de los responsables del Foreign Correspondents Club of China. Todos los años, decenas de periodistas extranjeros, corresponsales en China o de paso, son detenidos, amenazados o agredidos. "De momento, somos incapaces de dar una cifra exacta, entre 50 y 100 por año, pero el número de colegas a los que se les impide trabajar por la fuerza es un problema que debe plantearse al más alto nivel", precisa Jonathan Watts. El Foreign Correspondents Club no tiene todavía autorización legal y por tanto no dispone de locales propios en Pekín.
El Ministerio de Asuntos Exteriores chino se niega a cualquier modificación de la Guía de los corresponsales extranjeros que, entre otras cosas, establece que cualquier periodista tiene que pedir autorización previa antes de salir de Pekín, para hacer un reportaje. En julio pasado la policía china detuvo durante cinco horas a Georg Blume, corresponsal del semanario Die Zeit, cuando investigaba la construcción de una presa. Se vio obligado a destruir una parte de sus notas y a firmar una declaración, en la que se comprometía a marcharse de la provincia de Yunnan (Sur).
Por otra parte, la odiosa práctica de las listas negras todavía no se ha suprimido. Jean-Claude Buhrer, periodista del diario francés Le Monde residente en Suiza, tiene prohibido entrar en China por sus artículos, especialmente sobre el Tibet.
La policía china continua encarcelando, agrediendo o intimidando a los chinos que hacen manifestaciones a la prensa extranjera. El más dramático de los casos recientes es el de Fu Xiancai, que milita a favor de los derechos de las personas desplazadas por la construcción de la presa de las Tres Gargantas, quien ha quedado paralizado a consecuencia de una agresión. Salía de una comisaría, donde unos policías le habían amenazado con represalias por hacer concedido una entrevista a un canal alemán de televisión. La investigación oficial sobre la agresión ha concluido que Fu Xiancai se mutiló voluntariamente para presentarse como una víctima.
"Cada vez más rápido"
El refuerzo del control de los contenidos difundidos por Internet no permite esperar que los internautas, y los periodistas digitales, puedan impedir las trampas de la propaganda, que funcionará a pleno rendimiento durante los Juegos Olímpicos. En la Web china imperan la censura y la autocensura. Y recientemente las autoridades de Pekín han puesto en marcha una oleada de cierres de sitios, entre los que se encuentran China Century y Sondages.
Desde que en septiembre de 2005 se aprobó una nueva reglamentación, dictada por la oficina de información del Consejo de Estado y el Ministerio de Industria e Información, la libertad de expresión se ha reducido considerablemente en la Web china. Denunciados por numerosos intelectuales y periodistas chinos, esos "11 mandamientos del Net chino" han supuesto el cierre de decenas de sitios informativos, acusados entre otras cosas de violar la Constitución, atentar contra la reputación del país, o también de propagar rumores.
Finalmente hay que temer que, en la víspera de los Juegos Olímpicos, se multipliquen las detenciones de bloggers, internautas y ciberdisidentes. Actualmente hay ya 50 detenidos, algunos de ellos condenados a penas superiores a diez años de cárcel.
"Cada vez más alto"
El Departamento de Publicidad ( ex Departamento de Propaganda), bajo el impulso del presidente Hu Jintao, se ha apoderado de varios medios de comunicación chinos, considerados demasiado liberales. Tras el diario Beijing News, el Partido Comunista ha atacado al célebre semanario Bing Dian, despidiendo a su redactor jefe, Li Datong.
Cuando se esperaban incluso algunos esfuerzos de trasparencia antes de los Juegos Olímpicos, las autoridades chinas refuerzan la censura de las informaciones en tiempos de crisis. Un reciente proyecto de ley castiga con fuertes multas la publicación de noticias sobre accidentes industriales, catástrofes naturales o sanitarias, y movimientos sociales. Un alto responsable del Consejo de Estado ha dado a entender que esa censura podría ampliarse a los medios de comunicación de Hong Kong, y extranjeros. En China se han alzado varias voces criticando el proyecto, de dramáticas consecuencias para la salud pública o la cobertura de los movimientos sociales.
Con una ley así, podrían silenciarse una epidemia o un accidente industrial, antes o durante los Juegos de 2008.
En los últimos meses se han adoptado otras medidas represivas. Así, en mayo, la Orden de los abogados les amenazó con represalias, si daban información a los periodistas extranjeros sobre asuntos sensibles, y especialmente sobre los presos políticos.
En abril de 2006, la Administración General de Prensa y Publicaciones (GAPP) decidió, a pesar de los compromisos chinos con la Organización Mundial de Comercio, reforzar sus controles sobre las publicaciones ilegales, y congelar la concesión de licencias de publicación a joint-ventures de ese sector. A los medios de comunicación se les acusa de perturbar el mercado y de tener un "impacto negativo en la población". Difícil por tanto imaginar que en 2008 vayan a poder estar presentes en el mercado chino los medios de comunicación extranjeros.
Dos años para actuar
A dos años de los Juegos Olímpicos es urgente que el CIO, los Comités olímpicos nacionales, los gobiernos y las asociaciones de periodistas se movilicen para conseguir avances concretos. Reporteros sin Fronteras propone diez medidas urgentes:
1. Liberación de los periodistas e internautas encarcelados en China por haber ejercido su derecho a la información.
2. Abolición del artículo 15 de la Guía de los corresponsales extranjeros, que restringe la libertad de movimientos de los periodistas extranjeros.
3. Retirada de las medidas de censura en el proyecto de ley sobre la gestión de las situaciones de crisis.
4. Disolución del Departamento de Publicidad (ex Departamento de Propaganda), que controla diariamente el contenido de la prensa china.
5. Fin de las interferencias de las radios internacionales.
6. Fin del bloqueo de miles de sitios informativos de Internet con sede en el extranjero.
7. Suspensión de los "11 mandamientos del Net", que instituye la censura y la autocensura de los contenidos de los sitios informativos.
8. Abolición de las lista de periodistas, y militantes de los derechos humanos, que tienen prohibida la estancia en China.
9. Retirada de la restricción, impuesta a las televisiones chinas, de no utilizar sin autorización imágenes de las agencias internacionales.
10. Legalización de las asociaciones independientes de periodistas y militantes de los derechos humanos.