“¡Bienvenido a Cuba, donde los periodistas no tienen ningún derecho!”

En la mañana del 10 de octubre de 2005, día de la intervención en la UNESCO de Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores cubano, una veintena de militantes de Reporteros sin Fronteras se han manifestado, vestidos con uniformes de presos, ante el edificio de la organización internacional, en París. De esta manera han querido recordar que actualmente hay 23 periodistas en las cárceles cubanas, detenidos en condiciones execrables. Felipe Pérez Roque, muy cercano a Fidel Castro, se refirió en los siguientes términos a los periodistas detenidos en la primavera de 2003: “Contribuyen al bloqueo norteamericano a Cuba, fabrican falsas informaciones y conspiran para desestabilizar el país. Ponen en peligro los derechos de todos los cubanos”. “21 periodistas, condenados a penas que van de 14 a 27 años de cárcel, se pudren desde hace más de dos años en unas celdas insalubres, duermen en sábanas repugnantes (cuando disponen de ellas), llevan uniformes que pasan de un preso a otro sin lavarse jamás y comen unos guisos, tan sospechosos como infectos. La mayor parte han contraído enfermedades crónicas en la cárcel, y se encuentran en un estado de salud muy preocupante. Como si esto no fuera suficiente, se ven frecuentemente humillados por los guardianes de la cárcel, o encerrados junto a criminales. Esta es la situación que hemos querido recordar en el momento en que un ministro cubano viene a París a hablar de cultura y educación. Y más aun porque desde julio de 2005 hay otros dos periodistas más encerrados en los calabozos cubanos, a uno de los cuales, Oscar Mario González, que sigue esperando que le juzguen, podrían condenarle a más de 20 años de cárcel”. Disfrazados de presos, numerados, esposados y amordazados, los militantes de Reporteros sin Fronteras han golpeado escudillas y han desplegado una banderola, en la que se leía: “¡Bienvenido a Cuba, donde los periodistas no tienen ningún derecho!”. Y, como fondo sonoro, una festiva música cubana, bruscamente interrumpida por los ruidos característicos de las cárceles: puertas que se cierran, ruidos de cadenas, llamadas de presos... Hace más de 16 años, Reporteros sin Fronteras creaba el “apadrinamiento” y hacía un llamamiento, a los medios de comunicación internacionales, a apoyar a un periodista encarcelado. Más de 200 redacciones en el mundo apoyan así a un colega, pidiendo frecuentemente su liberación a las autoridades concernidas, y mediatizando su situación para que su caso no caiga en el olvido.
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