40 predadores de la libertad de prensa

La lista de los predadores de la libertad de prensa incluye este año 40 nombres: 40 políticos, dirigentes de instituciones del Estado, jefes religiosos, milicias u organizaciones criminales que atacan directamente a los periodistas, que hacen de la prensa su enemigo preferido, su bestia negra. Poderosos, peligrosos, violentos, están por encima de las leyes. Ver todos los predadores Un buen número de ellos confirman la presencia que tenían, desde el año pasado, en la clasificación. En América Latina la violencia procede siempre del mismo quatuor infernal: narcotraficantes, dictadura cubana, FARC y grupos paramilitares. En el continente africano también hay pocas modificaciones. En cambio, en Oriente Medio y Asia han cambiado algunas relaciones de fuerzas. De la lista han desaparecido varios predadores como en Somalia donde, en diciembre de 2008, cesaron a Mohamed Warsame Darwish, el jefe de los servicios de inteligencia y autor intelectual de varios raidas muy violentos, detenciones arbitrarias y disparos premeditados a los escasos periodistas del país. En Nigeria ha perdido su poder el SSS, servicio de seguridad del Estado. Desde hace poco, la policía nacional, y más particularmente su responsable Ogbonna Onovo, aparece en el país como el principal protagonista de las exacciones cometidas con la prensa. A la policía, que ya estaba mal formada antes, se le anima a usar la violencia con los periodistas, a fin de alejar a los testigos de sus operaciones. A causa del actual conflicto larvado, los profesionales de la información en Irak tienen que enfrentarse a peligros reales para llevar a cabo su trabajo. Aunque la situación mejora poco a poco y la violencia afecta más a la población en general, y menos a los periodistas en particular. Esa es la razón por la que Reporteros sin Fronteras ha retirado a los grupos islámicos de los predadores. Un poco más al sur, en el Golfo Pérsico, Ali Abdulah Saleh, presidente de Yemen, ha hecho su aparición en la lista. Desde hace un año, elpoder yemenita se ha endurecido : creaciión de un trbunal especial para delitos de prensa, una decena de periódicos perseguidos, una docena de periodistas inmersos en procesos…No debe filtrarse nada de las dos guerras sucias que el régimen lleva a cabo en el norte y el sur del país. Resultaba difícil no adjudicar un lugar especial a las milicias privadas de Filipinas tras la masacre de medio centenar de personas, entre las que había 30 periodistas, cometida el 23 de noviembre de 2009 por secuaces del gobernador local de la provincia de Maguindanao. Las circunvoluciones de la justicia filipinas ponen de manifiesto la falta de voluntad política para juzgar a los responsables, ya que se trata de apoyos muy cercanos, y demasiado importantes, para la presidenta Gloria Macapagal-Arroyo. Prevalece la impunidad. También el Molá Omar, jefe de los talibanes, cuya influencia se extiende desde Afganistán a Pakistán, tiene en marcha una guerra santa contra la prensa libre, una guerra de ocupación del espacio mediático. En 2009 se produjeron alrededor de cuarenta ataques, directamente contra periodistas y oficinas de redacciones. El Molá Omar se ha ganado la plaza en la lista de predadores, lo mismo que el presidente de Chechenia, Ramzan Kadyrov, con quien Reporteros sin Fronteras se entrevistó en marzo de 2009. Sus chulescas poses de supuesta tolerancia, sus puntos de vista falsamente condescendientes sobre la libertad de prensa, no engañan a nadie. Anna Politkovskaya y Natalia Estemirova, ambas fervientes denunciantes de la "cuestión chechena" fueron abatidas ; la primera en Moscú en octubre de 2006 y la segunda cerca de Grozny, en julio de 2009. Ramzan Kadyrov no es ajeno a esos asesinatos, como a muchos otros ocurridos en Chechenia, donde ha creado un auténtico régimen de terror. Los tres jefes de Estado Kim Jong-il, Mahmud Ahmadinejad y Muamar Gadafi ilustran la nueva campaña de Reporteros sin Fronteras contra los predadores de la libertad de prensa, ideada por la agencia Saatchi&Saatchi y realizada por los artistas Stephen J. Shanabrook y Veronika Georgievaos.
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Updated on 25.01.2016