Reporters sans frontières est indignée des attaques personnelles du président Alvaro Uribe à l'encontre de Daniel Coronell, directeur de l'information de la chaîne de télévision publique Canal Uno et éditorialiste de la revue Semana. Après un vif échange radiophonique avec le chef de l'État, le journaliste a reçu des menaces d'un groupe paramilitaire.
Reporteros sin Fronteras protesta por las acusaciones que, el 9 de octubre de 2007, dirigió el presidente Alvaro Uribe al periodista Daniel Coronell, director de información del canal público de televisión Canal Uno y editorialista de la revista Semana, en el curso de una discusión en antena en la emisora La FM. Tras la entrevista, en la que Álvaro Uribe calificó al periodista de “mentiroso”, éste ha recibido amenazas de muerte, por correo electrónico, firmadas por el grupo paramilitar Águilas Negras, un grupo de predadores muy activo en el norte del país.
El 4 de octubre de 2007 Gonzalo Guillén, corresponsal en Colombia del diario norteamericano en lengua española El Nuevo Herald, tuvo que abandonar el país temiendo por su seguridad tras recibir veinticuatro amenazas telefónicas. Dos días antes, el Presidente acusó en la prensa al periodista de ser “el negro” de Virginia Vallejo, ex amante de Pablo Escobar, quien recientemente ha publicado el libro “Amando a Pablo, odiando a Escobar”, en el que se cuentan las presuntas relaciones que habría mantenido el actual Presidente con el célebre narcotraficante (ver el comunicado del 4 de octubre de 2007).
“Como continuación de nuestra carta abierta del pasado 4 de octubre, una vez más hacemos un llamamiento al presidente Álvaro Uribe para que sea más prudente en sus declaraciones. Le reconocemos el derecho a defenderse de las acusaciones que se le hacen, pero nada justifica esos vehementes ataques que ponen en peligro a los periodistas, como lo demuestran las amenazas recibidas por Daniel Coronell, quien ya tuvo que marcharse del país con su familia en 2005, y por Gonzalo Guillén, que a su vez acaba de expatriarse. Los ataques personales de Álvaro Uribe son una cosa y otra muy distinta las amenazas de muerte de paramilitares, que se reclaman de él. El gobierno debería poner el mayor interés en dar muestras de compromiso persiguiendo más activamente a quienes amenazan la vida de los periodistas, y en particular a las siniestras Aguilas Negras”, ha declarado la organización.
El 9 de octubre de 2007, Álvaro Uribe pidió a una presentadora de la emisora radiofónica La FM que llamara en directo a Daniel Coronell, quien acababa de publicar un editorial sobre las revelaciones contenidas en la obra de Virginia Vallejo. A lo largo de una hora el Presidente hizo varias acusaciones al periodista, llamándole “descuidado”, “mentiroso”, “canalla” y “difamador profesional”.
Alvaro Uribe cuestionó también a Daniel Coronell acerca de los motivos de su exilio en 2005 (cf. comunicado del 16 de agosto de 2005), poniendo en duda las amenazas que entonces recibió el periodista. Según éste último, aquellas amenazas procedían de un ordenador del ex parlamentario Carlos Ander Simmonds, en otros tiempos muy cercano al Presidente, condenado por tráfico de droga en Estados Unidos.
Pocas horas después de la discusión Canal Uno recibió un correo electrónico, dirigido al periodista, en el que figuraban amenazas de muerte. “Se le había advertido que la próxima vez que se metiera con el jefe pondría su propia lápida. Todo el que arremeta en contra de nuestro presidente firmará su muerte”, estaba escrito.
Por otra parte, Reporteros sin Fronteras está sorprendida de que el pasado 10 de octubre pusieran en libertad a Luis Fernando Soto Zapata, detenido desde hace cinco años y ocho meses por el asesinato de Orlando Sierra Hernández, periodista del diario La Patria. El sicario, condenado a diecinueve años de cárcel, se ha beneficiado de una reducción de condena por buena conducta.
El 30 de enero de 2002, a Luis Fernando Soto Zapata le grabaron mientras disparaba dos veces sobre el periodista. Los coautores del asesinato, Luis Miguel Tabares, alias “Tilín”, y Luis Arley Ortiz, alias “Pereque”, fueron condenados en mayo de 2005 a 28 años de cárcel. A Ferney Tapasco González, jefe de fila del Partido Liberal en el Departamento de Caldas (Centro) y antiguo diputado, sospechoso de ser el autor intelectual del crimen, nunca le han encausado. Orlando Sierra Hernández le había criticado, en varias ocasiones, por algunos delitos que se le imputaban.