Afganistán: las “once reglas del periodismo” impuestas por los talibanes que abren las puertas a la censura y a la persecución
Los talibanes han anunciado el 19 de septiembre, en una reunión con los medios de comunicación, las “once reglas del periodismo”. Las normas que los periodistas afganos tendrán que aplicar a partir de ahora están redactadas de forma imprecisa, son peligrosas y pueden utilizarse para perseguirles, advierte Reporteros Sin Fronteras (RSF).
A partir de ahora, trabajar como periodista significará cumplir estrictamente las once reglas desveladas por Qari Mohammad Yousuf Ahmadi, director interino del Centro Gubernamental de Medios de Comunicación e Información (GMIC). A primera vista, algunas de ellas pueden parecer razonables, incluyen la obligación de respetar “la verdad” y no “distorsionar el contenido de la información”. Sin embargo, son extremadamente peligrosas y abren la puerta hacia la censura y la persecución.
“Dictadas sin ninguna consulta con los periodistas, estas nuevas normas son escalofriantes por el uso coercitivo que se puede hacer de ellas, y auguran un mal futuro para la independencia y el pluralismo periodísticos en Afganistán”, alerta el secretario general de RSF, Christophe Deloire. “Establecen un marco reglamentario basado en principios y métodos que contradicen la práctica del periodismo y dejan lugar a una interpretación opresiva, en lugar de proporcionar un marco de protección que permita a los periodistas, incluidas las mujeres, volver a trabajar en condiciones aceptables. Estas normas abren el camino a la tiranía y la persecución”.
Las tres primeras normas, que prohíben a los periodistas emitir o publicar historias que sean “contrarias al Islam”, “insulten a las figuras nacionales” o violen la “intimidad”, se basan ligeramente en la actual Ley Nacional de Medios de Comunicación de Afganistán, que también incorporaba el requisito de cumplir las normas internacionales, incluido el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La ausencia de este requisito en las nuevas normas abre la puerta a la censura y la represión, porque no se indica quién determina, ni en qué se basa, que un comentario o un reportaje es contrario al Islam o irrespetuoso con una figura nacional.
Tres de las normas advierten a los periodistas que deben ajustarse a lo que se entiende como principios éticos. Deben “no intentar distorsionar el contenido de las noticias”, deben “respetar los principios periodísticos” y deben “garantizar el equilibrio de sus informaciones”. Pero la ausencia de referencias a normas internacionales reconocidas hace que estas reglas también puedan ser mal utilizadas o interpretadas arbitrariamente.
Las reglas 7 y 8 determinan el regreso al control de las noticias y la censura previa, inexistente en Afganistán durante los últimos 20 años. Exponen que “las cuestiones que no hayan sido confirmadas por los funcionarios en el momento de la emisión o la publicación deben tratarse con cuidado” y que “las cuestiones que puedan tener un impacto negativo en la actitud del público o afectar a la moral deben tratarse con cuidado al emitirse o publicarse”.
El riesgo de volver al control de las noticias o a la censura previa se ve reforzado por las dos últimas normas (10 y 11), que revelan que el GMIC ha “diseñado un formulario específico para facilitar a los medios de comunicación y a los periodistas la elaboración de sus informes de acuerdo con la normativa”, y que a partir de ahora los medios de comunicación deben “elaborar informes detallados en coordinación con el GMIC”. La naturaleza de estos “informes detallados” aún no ha sido revelada.
La novena norma, que exige a los medios de comunicación “adherirse al principio de neutralidad en lo que difunden” y “publicar sólo la verdad”, podría prestarse a una amplia gama de interpretaciones y expone aún más a los periodistas a represalias arbitrarias.
Afganistán ocupa el puesto 122 de 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021 que RSF publicó en abril.