Clasificación mundial de la libertad de prensa 2005
Corea del Norte, Eritrea y Turkmenistán: los tres agujeros negros de la información en el mundo
Reporteros sin Fronteras publica su cuarta clasificación mundial de la libertad de prensa. En la cola del pelotón, Corea del Norte (167 y última posición), Eritrea (166) y Turkmenistán (165), constituyen auténticos agujeros negros de la información. En estos países, no existe prensa privada y la libertad de expresión es nula. Los periodistas de los medios de comunicación oficiales no hacen otra cosa que reproducir la propaganda del Estado. Cualquier desviación se reprime severamente. Una palabra de más, un nombre mal ortografiado, un comentario que se desvíe de la línea oficial pueden llevar a un periodista a la cárcel, o atraer sobre él la furia del poder. Acoso, presiones psicológicas, intimidaciones y vigilancia permanente, todo está entonces admitido.
Asia oriental [Birmania (163), China (159), Vietnam (158), Laos (155)], Asia central [(Turkmenistán (165), Uzbekistán (155), Afganistán (125), Kazajstán (119)] y Oriente Medio [Irán (164), Irak (157), Arabia Saudí (154) y Siria (145)], son las regiones más difíciles del mundo para el ejercicio de la libertad de prensa. En estos países, la represión de las autoridades, o la violencia ejercida contra la prensa por grupos armados, impiden que los medios de comunicación se expresen libremente.
Irak (157) ha descendido en relación con 2004, a causa del empeoramiento de la situación de seguridad de los periodistas. Al menos 24 profesionales de los medios de comunicación han muerto en el país desde el comienzo del año 2005, haciendo del conflicto el más asesino desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En total, han matado a 72 periodistas y colaboradores de los medios de comunicación desde el comienzo de la guerra, en marzo de 2003.
En cambio, son cada vez más los países africanos o latinoamericanos [Benín (25), Namibia (25), El Salvador (28), Cabo Verde (29), Isla Mauricio (34), Mali (37), Costa Rica (41) o Bolivia (45)], que acceden a posiciones muy honorables.
Retroceso de algunas democracias occidentales
Algunas democracias occidentales han retrocedido en la clasificación de 2005. Así, Estados Unidos (44) ha perdido más de veinte puestos, principalmente a causa del encarcelamiento de la reportera del New York Times, Judith Miller, y de algunas medidas judiciales que perjudican la protección del secreto de las fuentes. Canadá (21) ha perdido igualmente algunos puestos, y también aquí es a causa de decisiones que debilitan el secreto de las fuentes, y transforman a veces a los periodistas en “auxiliares de justicia”. Francia (30) también está en retroceso. Registros de locales de medios de comunicación, arrestos de periodistas y la creación de nuevos delitos de prensa son, entre otras cosas, el motivo de su nueva posición.
En cabeza de la clasificación se encuentran, igual que en 2004, algunos países de Europa del Norte (Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Islandia, Noruega, Holanda) que garantizan una real y estable libertad de prensa. Los diez primeros países de la clasificación mundial son europeos. Nueva Zelanda (12), Trinidad y Tobago (12), Benín (25) y Corea del Sur (34), van en cabeza en los otros continentes.
Libertad de prensa, desarrollo económico e independencia
Algunos Estados , que han adquirido o recobrado recientemente su independencia, se muestran muy respetuosos con la libertad de prensa. Salen así al paso de los argumentos falaces invocados por muchos líderes autoritarios, según los cuales habría que esperar varias décadas antes de que se instale la democracia. En efecto, nueve Estados que tienen menos de quince años de existencia (o bien que han recuperado su independencia desde hace menos de quince años), se sitúan entre los sesenta primeros clasificados: Eslovenia (9), Estonia (11), Letonia (16), Lituania (21), Namibia (25), Bosnia-Herzegovina (33), Macedonia (43), Croacia (56) y Timor-Este (58).
Igualmente, esta clasificación rebate la teoría -abundantemente utilizada por los dirigentes de los países pobres y liberticidas- según la cual el desarrollo económico es una condición previa indispensable para la democratización y el respeto de los derechos humanos. Si bien la cabeza de la clasificación está ampliamente ocupada por Estados ricos, varias naciones muy pobres (cuyos PIB no sobrepasaban, en 2003, los 1.000 dólares por habitante) figuran entre las sesenta primeras. Es el caso de Benín (25), Mali (37), Bolivia (45), Mozambique (49), Mongolia (53), Níger (57) y Timor-Este (58).
Para establecer esta clasificación, Reporteros sin Fronteras pidió a sus organizaciones colaboradoras (14 asociaciones de defensa de la libertad de prensa, dispersas por los cinco continentes), a su red de 130 corresponsales, y a periodistas, investigadores, juristas o militantes de los derechos humanos, que respondieran a 50 preguntas, que permiten evaluar la situación de la libertad de prensa en un país. En ella aparecen 167 naciones; las demás están ausentes por falta de información.