Clasificación Mundial 2013
Tras las Primaveras, las esperanzas defraudadas
África del Este se estanca en las profundidades de la clasificación, Malí se viene abajo
África del Este, cementerio para los periodistas
En Somalia (175° lugar, -11), 18 profesionales de la información fueron asesinados, víctimas de atentados con bomba o tomados directamente como blanco, lo que hizo de 2012 el año más mortífero de la historia para la prensa de este país. Esta nación del Cuerno de África fue en 2012 el segundo país más peligroso del mundo para los actores de la información, después de Siria.
En Eritrea (179°, último lugar de la clasificación por sexto año consecutivo) no se mata, se deja morir, lo que viene a ser más o menos lo mismo. La prisión más grande de África para los periodistas encierra por lo menos a una treintena de ellos. De los once periodistas encarcelados desde 2001, siete han fallecido, la causa: las condiciones en que se encontraban detenidos o se suicidaron. Desde que se suspendió la prensa privada –hace más de diez años–, no existen medios de comunicación independientes en el país, sólo en el exilio, y el terror reina.
El este del continente es también una tierra de censura y represión. El Sudán de Omar el Bechir, donde no ha cesado la confiscación de diarios y numerosos periodistas fueron interpelados durante el verano, sigue bien anclado en el lugar 170, entre los diez últimos países de la clasificación. En Yibuti (167°, -8), país en el que no existe la prensa privada, detuvieron más de tres meses a un colaborador del sitio informativo La Voix de Djibouti (La Voz de Yibuti). A pesar de la liberación de dos periodistas suecos detenidos en 2011, Etiopía (137°) perdió diez lugares debido a la aplicación liberticida de la ley antiterrorista de 2009 y porque se mantiene detenidos a varios periodistas locales.
Disturbios políticos en Malí y la República Centroafricana
Presentado durante mucho tiempo como un ‘buen alumno’ del continente en materia de democracia y libertad de prensa, Malí (99°, -74, la caída más fuerte a escala mundial) paga la situación en la que se hundió el país en 2012. El golpe militar del 22 de marzo en Bamako y la toma del norte del país por independentistas tuaregs y fundamentalistas islamistas, expusieron a los medios de comunicación a la censura y las exacciones. Numerosas radios del norte interrumpieron entonces sus programas, mientras que algunos periodistas, malienses y extranjeros, fueron agredidos en la capital. Tantas exacciones registradas antes la intervención militar de enero de 2013.
En 2012 la República Centroafricana ocupó el lugar 65. Los acontecimientos registrados desde el inicio de la rebelión de Séléka, a finales del año (radios saqueadas, una periodista asesinada), no se tomaron en cuenta en esta clasificación, lo que evitó que el país cayera más de cincuenta lugares. Esta clara degradación será tomada en cuenta en la edición de 2014.
Finalmente, el silencio mediático impuesto y la censura militar que han acompañado al golpe de Estado del 12 de abril pasado, justifican que Guinea Bissau (92°) retrocediera 17 lugares.
Los países de los “predadores censores”
Yahya Jammeh, el rey Mswati III, Paul Kagamé y Teodoro Obiang Nguema, junto con jefes de Estado como Issaias Afeworki (Eritrea) o Ismael Omar Guelleh (Yibuti), forman al parecer un preciado club: el de los dirigentes africanos –caprichosos o austeros, todos autoritarios– que gobiernan su país con mano de hierro y controlan estrechamente la información. Sus países, Gambia (152°), Suazilandia (155°), Ruanda (161°) y Guinea Ecuatorial (166°), respectivamente, se ubican en los treinta últimos lugares de la clasificación. El pluralismo se reduce en ellos como la piel de zapa y criticar al jefe de Estado no es muy recomendable.
Descensos significativos
Periodistas preocupados, incluso maltratados; N’Djaména Bi-Hebdo suspendido temporalmente, su director fue condenado a prisión condicional; un proyecto de ley mantenido en secreto pero considerablemente liberticida: Chad (121°) pierde este año 18 lugares. Tras un lento, pero seguro progreso después de la formación del Gobierno de Unidad Nacional en 2009 y las licencias otorgadas a diarios independientes, Zimbabue (133°, -16) marca el paso. La violencia y los arrestos de periodistas son lancinantes; si las elecciones se efectúan en 2013, como está previsto, será en medio de un clima tenso para la prensa. Sudán del Sur (124°), relativamente bien clasificado en 2011-2012, perdió trece lugares tras el asesinato de un columnista –el primero en la historia de este joven país–, mientras que los medios de comunicación y los periodistas locales aún esperan la adopción de tres proyectos de ley sobre la prensa.
Pese a la organización del encuentro Estados Generales de la Comunicación, el futuro de la prensa sigue siendo incierto y preocupante en Camerún (120°, -23). En las alturas de la clasificación, Níger (43°) pierde sin embargo catorce lugares debido a la irresponsabilidad de algunos periodistas tentados con abusar de la libertad de la que gozan. Finamente en Tanzania (70°, -36), en espacio de cuatro meses, un periodista fue asesinado cuando cubría una manifestación y se encontró a otro muerto, manifiestamente fue asesinado.
Burundi (132°) sólo pierde dos lugares, pero sigue muy mal clasificado. Las comparecencias de periodistas disminuyeron, pero el caso de Hassan Ruvakuki, condenado a cadena perpetua y después, en apelación, a tres años de reclusión, genera entre la prensa un clima de miedo.
“Regreso a la normalidad”
Después de un año 2011 terrible –marcado por la deriva dictatorial del difunto presidente Bingu Wa Mutharika, una violenta represión de la cobertura de las manifestaciones y el asesinato del bloguero Robert Chasowa–, Malaui (75°) registró en 2012 el mayor avance a escala mundial (+71) y logró acercarse a la posición que ocupaba en 2010. Lo mismo sucede con Costa de Marfil (96°, +63), aunque persisten numerosos problemas; en la clasificación precedente el país se había “sumergido” debido a las consecuencias de la crisis poselectoral, los asesinatos en 2011 de un periodista y de un colaborador de los medios de comunicación, y la guerra civil que sacudió Abiyán en abril. Por último, Uganda (104°) asciende 35 lugares gracias a un año 2012 menos difícil que el precedente, pero la situación de los medios de comunicación está lejos de ser satisfactoria. El año acabó con amenazas abiertas proferidas por el presidente Yoweri Museveni contra varias radios.
Progresos alentadores
Tras una elección presidencial que finalmente se desarrolló en un clima más bien tranquilo para los medios de comunicación –a pesar de algunas lamentables agresiones a periodistas– y con el ascenso al poder de un presidente, Macky Sall, que afirmó estar dispuesto a despenalizar los delitos de prensa, 2012 fue el año de la esperanza para Senegal (59°, +16). Sin embargo, todo queda aún por demostrarse en 2013, como lo recordó en diciembre la condena de un periodista a prisión.
En Liberia (97°, +13) las elecciones presidenciales de noviembre de 2011 estuvieron ennegrecidas por las suspensiones de medios de comunicación y la violencia contra los periodistas. El clima para los medios de comunicación fue mucho mejor este año. En el verano, la presidenta de la República, Ellen Johnson Sirleaf, se convirtió en el segundo mandatario africano, después del nigeriano Mahamadou Issoufou, en firmar la declaración de la Montaña de la Mesa, comprometiéndose así a promover la libertad de prensa.
Por último, Namibia (19°), Cabo Verde (25°) y Ghana (30°) siguen siendo los países africanos tradicionalmente mejor clasificados.
Americas : La violencia y la polarización persisten en el continente americano
El surgimiento de movimientos de protesta de envergadura –y su represión– había modificado de forma considerable la posición de ciertos países en 2011. El reflujo de estos movimientos cambia lógicamente la situación un año más tarde. Es el caso de Chile (60o, +20), donde las movilizaciones estudiantiles de 2012 no tuvieron la misma magnitud que el año precedente. Las acciones represivas se concentraron esta vez en la región de Aysén, recorrida por una fuerte ola de protestas en el primer trimestre del año. No obstante, el asenso de Chile en la clasificación merece ser relativizado teniendo en cuenta los graves desequilibrios en su espacio de comunicación, la criminalización de los medios de comunicación comunitarios –en particular en territorio Mapuche– y las dificultades que enfrentan los periodistas que investigan sobre la dictadura (1973-1990).
Estados Unidos (32o, +15), donde la represión del movimiento Occupy Wall Street también afectó a los periodistas que lo cubrían, registró una dinámica similar, lo que le permitió recuperar una posición más acorde a su reputación de “país de la Primera Enmienda”. En cambio Canadá (20o, -10 puntos) perdió este año su lugar de país mejor calificado, favoreciendo el ascenso de Jamaica (13o). Esto se debe, por una parte, a los obstáculos que enfrentaron los periodistas durante el movimiento estudiantil conocido como la “Primavera de Maple” y, por otra, a las persistentes amenazas al secreto de las fuentes y a la protección de datos personales de los internautas, afectada por el proyecto de ley federal C-30, de lucha contra la cibercriminalidad.
Las nuevas tendencias, más claras, se observan en el sur del continente. Brasil (108o), enlutado en 2012 por el asesinato de cinco periodistas, retrocede aún nueve lugares; en 2011 ya había caído 41. Su paisaje mediático también se distingue por fuertes desequilibrios. Muy dependientes de los gobiernos estatales, los medios de comunicación regionales son los que corren más riesgo de padecer ataques, agresiones a su personal, así como órdenes de censura judicial, que también afectan la blogósfera. Violenta, la campaña de las elecciones municipales de octubre de 2012 exacerbó esta situación.
Guerra mediática y golpe parlamentario, factores de caída
En Paraguay (91o, -11), el golpe parlamentario que derrocó al presidente Fernando Lugo el 22 de junio de 2012, no tardó en producir sus efectos en materia de comunicación e información. Se llevó a cabo una verdadera purga de personal en los medios de comunicación públicos creados bajo el mandato del presidente destituido, que estuvo acompañada de una recurrente censura de programas. Las radios comunitarias temen también por sus frecuencias, que ya de por sí son pocas.
Aún en el sur, Perú (105o, +10), conocido por su elevado nivel de agresiones, adelanta esta vez a Brasil, que supera sólo con un punto a Bolivia (109o), país en que algunos medios de comunicación fueron blanco de atentados espectaculares (ataques con dinamita, incendios provocados) y donde la polarización pesa tanto a escala nacional como local. Marcado por un año de gran tensión entre el gobierno y los principales sectores de la prensa privada, Ecuador (119o, -15) se ubica detrás de Venezuela (117o). Algunos cierres abusivos de medios de comunicación puntuaron el periodo en este país andino, en el que fue asesinado un periodista y donde se registraron más de 170 casos de violencia en un clima de “guerra mediática”.
Aunque su dimensión es menos dramática, la polarización se ha vuelto preocupante en Argentina (54o), que desciende algunos lugares en medio de una situación generalizada de enfrentamientos crecientes entre el gobierno y ciertos sectores de la prensa privada. En primer lugar: el grupo Clarín, refractario a la plena aplicación de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o Ley de Medios, aprobada en 2009. Al este del Río de la Plata, Uruguay (27o) gana de nuevo terreno y se ubica a menos de diez puestos de Costa Rica (18o), aún a la cabeza de los países de América Latina.
Los fuertes contrastes observados en 2011 en América central experimentaron pocos cambios en 2012. Falta de pluralismo, constantes tensiones con el poder político, presiones y autocensura explican en gran medida el casi estancamiento de Panamá (111o) –donde los ataques a periodistas se triplicaron en un año, según los sindicatos locales–, Guatemala (95o) y Nicaragua (78o). Por el contrario, El Salvador (38o) debe su envidiable posición a los esfuerzos gubernamentales en la lucha contra la inseguridad, incluso si periodistas y medios de comunicación denuncian a menudo la falta de acceso a la información de las instituciones y los organismos públicos. Una disminución global de la violencia contra los periodistas y de procesos perjudiciales para la libertad de informar, justifican el progreso de República Dominicana (80o, +15), pero este país aún se encuentra lejos de su vecino Haití (49o), donde la situación en su conjunto permanece igual pese a la actitud, a veces agresiva, del presidente Michel Martelly, de la que algunos periodistas se consideran víctimas.
Turbulencias caribeñas; los mismos países en el abismo
Tensiones políticas y abusos procesales explican la posición de otros países de las regiones de las Guyanas y el Caribe. En Trinidad y Tobago (44o) no han acabado los intentos de rastreo de las fuentes de los periodistas y el salvaje espionaje telefónico a los que, no obstante, el gobierno había prometido poner fin en 2010. En Surinam (31o, -9), las relaciones entre el presidente Desi Bouterse y una parte del gremio, en ocasiones turbulentas, no mejoraron tras el voto de la ley que amnistía el asesinato de quince opositores, cinco de ellos periodistas, cometido hace treinta años. Entonces el dictador se llamaba… Desi Bouterse, quien regresó al poder por las urnas en 2010. Los siete países pertenecientes a la Organización de Estados Caribeños del Este (OECS por sus siglas en inglés) retrocedieron ocho lugares (34o); esto se debe a las presiones –a veces directas– de los gobiernos sobre las redacciones, así como a un proceso de despenalización de los delitos de “difamación” e “injuria” demasiado lento. Estas mismas presiones se denunciaron en Guyana (69o), cuya clasificación aún se ve afectada porque el Estado mantiene el monopolio de la radio.
En las profundidades de la clasificación, Honduras (127o), donde dos periodistas fueron asesinados y el crimen tiene relación directa con el ejercicio de su oficio, permanece en el statu quo provocado por el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. No ha disminuido la persecución de los medios de comunicación de oposición y de las radios comunitarias, ni la criminalización de los defensores de los derechos humanos o de los movimientos sociales, proveedores de información sobre cuestiones delicadas (conflictos agrarios, abusos de la policía, derechos de las minorías).
Pese a las esperanzas suscitadas por las nuevas negociaciones entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, Colombia (129o) aún debe enfrentar el narco-paramilitarismo, verdadero predador para aquellos que trabajan al servicio de la información. Aunque en 2012 se registró una ligera disminución del número de agresiones, en el país fue asesinado un periodista.
En el norte, México (153o) conserva su puesto de país más peligroso del continente para el gremio; seis periodistas fueron asesinados. La violencia y la censura acompañaron el desarrollo de las controvertidas elecciones del 1 de julio de 2012, que marcaron el regreso a la presidencia de la República del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Cuba (171o), el último país del continente en la clasificación y el único que no tolera –salvo raras excepciones– ninguna prensa independiente, acaba un año de fuerte represión de la disidencia. En la isla hay dos periodistas encarcelados, uno de ellos de la prensa del Estado.