El Comercio y El Universo son los dos principales periódicos de un país en el que el clima de inseguridad y las dificultades económicas afectan al ejercicio del periodismo. Los medios digitales nativos han tratado de tomar el relevo en materia de periodismo de investigación, pero su modelo económico debe consolidarse, como demuestra el reciente cierre de la web informativa Los 4 Pelagatos.   

Los tres mandatos consecutivos de Rafael Correa (2007-2017) fueron desastrosos para la libertad de prensa. El ex presidente controló sistemáticamente la actividad de los medios, transformó los medios públicos en medios estatales y no dudó en atacar personal y públicamente a la prensa crítica, generando así innumerables conflictos entre las autoridades y la prensa independiente. Tras una crisis institucional bajo el gobierno de Guillermo Lasso, las nuevas elecciones, durante las cuales fue brutalmente asesinado el candidato -anteriormente, periodista- Fernando Villavicencio, llevaron al poder a Daniel Noboa en 2023. A pesar del retorno a una relativa normalización de las relaciones entre el gobierno y ciertos sectores de la prensa, las tensiones y la polarización política vuelven a intensificarse. 

La Ley Orgánica de la Comunicación (LOC), aprobada en 2013, se ha desviado de su objetivo y a menudo se ha vuelto en contra de los periodistas. Solía ser utilizada para justificar despidos, demandas por difamación o multas económicas contra los reporteros. Durante el mandato de Guillermo Lasso, los aspectos más críticos de la LOC han sido reformados: por ejemplo, se ha eliminado la figura de “linchamiento mediático” y del cargo de Superintendente de Comunicación, así como el artículo 10 sobre la regulación ética del ejercicio del periodismo.

El modelo económico de los medios tradicionales se ha visto duramente afectado por una serie de factores políticos y económicos, agravados por la pandemia de Covid-19. Numerosos medios impresos, como La Hora o el diario público El Telégrafo, han abandonado sus versiones impresas para respaldarse en Internet, muchas radios han reducido sus espacios informativos y hasta El Comercio ha despedido a gran parte de su plantilla. El número de webs de información está en alza, pero su modelo de negocio todavía debe consolidarse.  

Estos últimos años han sido difíciles para el periodismo ecuatoriano, con un aumento de las agresiones, debidas al auge de la narcodelincuencia y al ambiente preelectoral. Las frecuentes amenazas de muerte y atentados contra redacciones, prueban que la violencia y la impunidad son estructurales y golpean a la profesión, al igual que a la sociedad ecuatoriana en general. En zonas fronterizas, como las provincias de Esmeraldas y El Oro, así como en los puertos donde operan cárteles, el reflejo de autocensura es cada vez más generalizado en los periodistas locales, creando "agujeros negros de información" en varias zonas del país. La toma como rehenes de periodistas y empleados del canal TC Televisión por un grupo de narcotraficantes de Guayaquil en 2023 es sintomática de la ola de violencia contra la prensa que sufre el país.