Acoso judicial, registros ilegales, agresiones, detenciones… El arsenal represivo desplegado contra los periodistas por el régimen de Ismail Omar Guelleh, reelegido para un quinto mandato en 2021, crea un auténtico reino del terror mediático.
Panorama mediático
El panorama mediático de Yibuti es completamente cerrado y se limita, casi exclusivamente, a los medios estatales, como el periódico La Nation, la Agence Djiboutienne d’Information (ADI) y la Radio-Télévision de Djibouti (RTD). No existe ningún medio independiente en el país. Al igual que el semanal gratuito La voix de Djibouti (LVD), publicado en francés, la emisora de radio LVD opera en el exilio desde París y divulga información libre, pero sus emisiones suelen ser interferidas y su sitio web bloqueado por las autoridades. El poder limita Internet para impedir el acceso a las redes sociales, los únicos espacios de libre expresión y acceso a la información.
Contexto político
El régimen yibutiano ejerce un control total sobre la libertad de información y los medios estatales; las autoridades reguladoras están, además, a sus órdenes. El pluralismo político está reconocido en la Constitución de 1992, la primera tras la independencia, pero en la práctica, el sistema de partido y pensamiento único prevalece. No hay debate público crítico posible y ningún medio está autorizado a hacerlo.
Marco legal
La comisión encargada de estudiar las solicitudes de aprobación de medios audiovisuales nunca ha sido creada, a pesar de estar prevista desde hace 30 años en la ley de la Libertad de Comunicación. Esta ley es, en sí misma, un obstáculo contra la libertad de información, al prever penas de cárcel por delitos de prensa, así como restricciones de edad y nacionalidad para crear un medio.
Contexto económico
En una entrevista de 2020, el presidente mencionó la estrechez del mercado publicitario en este pequeño país de un millón de habitantes para justificar la ausencia de medios independientes. La realidad es que el bloqueo es más político que económico. Los medios estatales están financiados por el gobierno. El sistema de acreditación de los corresponsales internacionales y de los escasos medios somalíes es opaco y a menudo se basa en el chantaje.
Contexto sociocultural
Las susceptibilidades de las etnias y clanes en Yibuti son una particularidad que los periodistas deben contemporizar para no sufrir presiones. En este país musulmán, la religión, la condición de las mujeres y los temas relativos a la orientación sexual son totalmente tabú y objeto de censura y autocensura.
Seguridad
Vigilados, agredidos, amenazados y a veces detenidos, los periodistas que intentan informar de forma independiente viven en un clima de inseguridad permanente. Dos periodistas colaboradores del medio en el exilio LVD fueron detenidos a finales de 2022 y principios de 2023. Esto confirma la tendencia de los últimos años a las detenciones arbitrarias de reporteros, a menudo para disuadirles de continuar con sus actividades.