La prensa en papel está en declive en Taiwán, mientras que los medios digitales y redes, tales como Yahoo!, Etoday Online, TVBS News online y Line News son ampliamente seguidos. La televisión es la segunda fuente de información del país, siendo TVBS News, Eastern Broadcasting News (ETTV) y Sanlih E-Television News (SET News) los canales con mayor audiencia. El ente público de radiodifusión independiente Public Television Service es dueño de la cadena en la que más confían los taiwaneses, a pesar de su reducido presupuesto y su escasa audiencia, mientras que los medios financieros CommonWealth Magazine y Business Weekly son consideradas las fuentes de información más fiables.

Pese a gozar de libertad, el panorama mediático se ve alterado por una fuerte polarización política, la publicidad no declarada, el sensacionalismo y la búsqueda del beneficio económico, lo cual impone trabas al trabajo de los periodistas y puede impedir a los ciudadanos el acceso a informaciones objetivas.

Durante las últimas décadas, se han adoptado pocas medidas concretas por parte de los sucesivos gobiernos taiwaneses para favorecer la independencia editorial de los periodistas y alentar a los medios de comunicación a mejorar la calidad del debate público. La mayoría de los profesionales de los medios trabajan bajo la presión de su consejo de administración y carecen de una protección legal eficaz para rechazar peticiones contrarias a la ética periodística.

Para un mercado de cerca de 24 millones de habitantes, Taiwán dispone de un entorno mediático profuso, con cerca de 600 difusores de radio y televisión, siendo la televisión por satélite la principal fuente de ingresos del sector audiovisual.

Los taiwaneses tienen uno de los niveles de confianza en los medios más bajos de los países democráticos, situándose en el último puesto de la región Asia-Pacífico, con una tasa de sólo el 28%, según una encuesta del Instituto Reuters publicada en 2022. Las debilidades estructurales de los medios taiwaneses los hacen especialmente vulnerables a las campañas de desinformación, especialmente las llevadas a cabo por el régimen chino.

A pesar de la situación relativamente buena de la que gozan y de la ausencia de problemas sistémicos de seguridad para los periodistas, algunos han sido el blanco de demandas judiciales, en los últimos años, así como de ataques verbales por sus reportajes; además, varios políticos han denigrado públicamente a los medios.