Egipto sigue siendo una de las mayores cárceles de periodistas del mundo. Las esperanzas de libertad que trajo la revolución de 2011 ya quedan, lamentablemente, muy lejos.
Panorama mediático
El pluralismo es casi inexistente en Egipto. Al-Akhbar, Al-Ahram y Al-Gomhuria son los tres diarios nacionales más conocidos de entre los que son titularidad del Estado. En cuanto a los medios independientes, son censurados, perseguidos judicialmente u obligados a cerrar sus locales, como la web de información Mada Masr. Por lo que respecta a la televisión y la radio, su popularidad las ha encasillado en un papel de meras transmisoras de la propaganda política.
Contexto político
La práctica totalidad de los medios de comunicación está a las órdenes del Estado, directamente controlados por él, por los servicios secretos o por ricos e influyentes empresarios, al servicio del poder. Frente a ellos, los medios que rechazan someterse a la política de la censura son bloqueados, como la web de información Mada Masr, inaccesible en Egipto desde 2017.
Marco legal
En el contexto de lucha antiterrorista, las inculpaciones a periodistas por “pertenencia a organización terrorista” y “difusión de noticias falsas” están a la orden del día. Una ley de 2018 institucionaliza, además, la vigilancia de cuentas influyentes en redes sociales, con más de 5000 seguidores. Por último, la Covid-19 ha exacerbado considerablemente las sanciones contra los periodistas: la “difusión de noticias falsas” relacionadas con la pandemia está castigada con dos años de cárcel.
Contexto económico
Los medios egipcios atraviesan una crisis que se debe, en parte, a la situación económica del país. Después del golpe de Estado de 2013, el gobierno trató de nacionalizar el universo de la prensa, creando nuevos medios financiados por el ejecutivo, lo que desestabilizó profundamente al sector. Además, los bajos salarios de los periodistas los exponen en gran medida a la corrupción.
Contexto sociocultural
Egipto es un país conservador, dirigido a la vez por el Ejército y por las esferas religiosas. Los temas relacionados con los derechos de los ateos o de los homosexuales son especialmente sensibles y los medios que los abordan pueden ser acusados de publicación “contraria a la moral del país”.
Seguridad
Censura, registros, cierre de oficinas, detenciones, falsos procesos judiciales, desapariciones forzosas o detenciones arbitrarias constituyen el día a día de los periodistas en Egipto. Es frecuente que se orquesten campañas de difamación contra ellos y la vigilancia es omnipresente. Además, se requiere autorización para acudir a determinadas zonas, como el Sinaí o el Canal de Suez.