En Argelia, la libertad de prensa se ve limitada por numerosas líneas rojas. El simple hecho de evocar la corrupción y la represión de las manifestaciones puede suponer que los periodistas sean amenazados y detenidos.
Panorama mediático
El panorama mediático argelino nunca se ha visto tan deteriorado: los medios independientes están bajo presión, los periodistas son perseguidos o encarcelados regularmente y varios sitios de Internet, bloqueados. Los medios más importantes son las cadenas de televisión privadas, como Ennahar TV, Echorouk TV y El Bilad TV, mientras que los medios considerados más serios y creíbles son el diario en papel El Watan, y los digitales TSA e Interlignes.
Contexto político
El ambiente político es muy tenso, especialmente desde la elección del presidente Abdelmadjid Tebboune, en diciembre de 2019. Medios y periodistas son víctimas de diversas presiones, la mayoría de ellas ejercidas por la presidencia de la República, los partidos políticos, los servicios de seguridad y las autoridades locales. Resulta muy difícil para los periodistas desempeñar su trabajo con libertad e independencia, cuando el poder político tiene influencia directa en la designación y el cese de los responsables de los medios y de las autoridades reguladoras.
Marco legal
El marco legislativo es cada vez más restrictivo. Aunque el artículo 54 de la Constitución garantiza la libertad de prensa, supedita la difusión de informaciones y opiniones al respeto de “las constantes y los valores religiosos y culturales de la nación”. Una reforma del código penal de 2020 castiga con entre uno y tres años de cárcel la difusión de “noticias falsas” y de “discursos de odio”, cuyo objetivo sea atentar contra “el orden y la seguridad nacional”, así como contra “la seguridad del Estado y la unidad nacional”. Estas normativas se utilizan de forma habitual para condenar a los periodistas. En este contexto, la censura y la autocensura son habituales. El nuevo Código de la Información de 2023 refuerza la regulación del trabajo de los periodistas e introduce nuevas sanciones, así como la prohibición de que los medios argelinos reciban cualquier tipo de financiación o ayuda material directa o indirecta procedente del extranjero, bajo pena de fuertes multas.
Contexto económico
El sector privado atraviesa un mal momento desde 2019, y varios medios y cadenas de televisión han tenido que echar el cierre, debido fundamentalmente a la falta de publicidad. Por otra parte, las subvenciones del Estado sólo se conceden a los medios públicos o a aquellos medios privados próximos al régimen.
Contexto sociocultural
El entorno social y cultural de los periodistas difiere entre el norte y el sur del país. En las ciudades interiores, las asociaciones locales, el prefecto o los grupos religiosos tienen un poder importante e imponen su censura a los periodistas. El conservadurismo social y religioso también ejercen un peso considerable, haciendo que los informadores no puedan tratar temas ligados a la sexualidad o a la religión.
Seguridad
Las amenazas e intimidaciones a las que se enfrentan los periodistas van en constante aumento y no existe ningún mecanismo de protección. Los periodistas críticos con las autoridades pueden sufrir detenciones arbitrarias, y son objeto de vigilancia y escuchas telefónicas. Los periodistas independientes o próximos al Hirak, el movimiento de protestas populares surgido en febrero de 2019, pueden ser el blanco de amenazas en Internet y de campañas de odio promovidas por las llamadas “moscas electrónicas” (“doubab”), cuentas anónimas cercanas al poder.